El economista Ricardo Arriazu, al describir la importancia para el desarrollo del país de la cuenca neuquina de Vaca Muerta, suele explicar, en conferencias económicas, que «si tomamos las reservas probadas por la Agencia de Información de Estados Unidos, Vaca Muerta equivale a 10 veces el PBI. Otra manera de verlo es que representa tres veces el stock total de capital de la Argentina, cinco veces el valor total de la tierra o 150 años de cosecha».
Por Antonio D´Eramo.
Ése es el escenario sobre el que se está desarrollando el drama. Y, el acto principal, será la renovación de autoridades del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa del próximo 20 de octubre, en el que estarán habilitados para votar 21.475 afiliados que podrán elegir entre tres listas, la oficialista Azul y Blanca, encabezada por Marcelo Rucci; la lista Naranja que postula a Máximo Mora y la lista Verde que preside Walter Zozaya.
La particularidad de esta elección, que mantiene en tensión al mundo de la política y de los negocios por los intereses y la influencia que posee el gremio en cuestiones petroleras, es la ausencia, por primera vez en 38 años, de Guillermo Pereyra, el histórico dirigente que se marcha a «cuarteles de invierno», más precisamente a dirigir la mutual gremial, sin haber podido evitar una confrontación electoral por la conducción del gremio que demuestra la debilidad con la que termina su gestión al frente del sindicato más poderoso de la Patagonia.
«Nadie quiere y ningún empresario o funcionario desea que un gremio tan influyente, con internas gigantescas, viva un tiempo de amenazas cruzadas como las que se están viviendo en las últimas semanas», afirmó a NA un ejecutivo de una empresa petrolera de capitales nacionales con actividad creciente en la cuenca gasífera neuquina.
Por su parte, en Casa Rosada observan con preocupación las posibles derivaciones de esta elección, que tiene todos los condimentos para terminar en escándalo sino prima el respeto por el voto y la decisión que tomen los afiliados al sindicato al sufragar.
Al tiempo que se amontonan los cuestionamientos de las provincias que integran la OFEPHI, diez estados provinciales donde se realizan tareas de explotación de petróleo y gas, al proyecto de ley de hidrocarburos presentado por el presidente Alberto Fernández, minutos antes que comenzaran a renunciarle todos los funcionarios adscriptos al kirchnerismo el pasado 15 de septiembre durante la crisis política abierta luego del resultado electoral de las PASO, el tema no ha pasado inadvertido en la campaña de los candidatos a la entidad gremial.
Sostiene Pereyra, que suele hablar más seguido que su propio candidato a sucederlo, Marcelo Rucci, que «debemos aprovechar esta oportunidad que nos queda, de 15 o 20 años, sino el petróleo va a quedar bajo tierra». Y, en un acto público para pedir el voto a su lista Azul, afirmó: «Estamos apoyando el proyecto de ley de hidrocarburos en el Senado de la Nación, porque es nuestra última oportunidad que tenemos los argentinos de extraer la riqueza que tenemos bajo tierra».
Y al apoyar la «ley Nielsen», por Guillermo Nielsen, el removido ex presidente de YPF de la administración de Alberto Fernández, sostuvo: «Una ley que tiene previsibilidad y va a permitir que haya muchísimo trabajo en toda la cuenca de Río Negro, La Pampa y Neuquén».
Ahora bien, ésa no parece ser la opinión del gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, ni de sus pares de la OFEPHI: «El proyecto de ley fue presentado por alguien que ha quedado encandilado en el centralismo porteño», criticó el mandatario del Movimiento Popular Neuquino (MPN) al secretario de Energía de la Nación y coterráneo, Darío Martínez, con sus propias aspiraciones electorales en Neuquén.
Para el candidato de la lista Verde, Walter Zozaya, «el apoyo de Pereyra y de Rucci a la ley de hidrocarburos es inadmisible porque, en primer lugar, no se generarán más puestos de trabajo genuinos para los argentinos, ya que todo lo extraído se procesa en el exterior; en segundo lugar, los gobernadores se oponen porque las provincias no tienen garantizados ingresos por los frutos de sus territorios; en tercer lugar, Pereyra levanta esta ley, junto a algunos de los empresarios del sector, porque él mismo es un empresario. Hace mucho tiempo que no es un trabajador y ha dejado de velar por los intereses de los petroleros para preocuparse por los intereses financieros. Si siguen con la intención de aprobar esta ley tal cual la mandaron, tendremos cientos de pueblos fantasmas en la Patagonia, un tema que ya ocurre por ejemplo en Rincón o Añelo, pueblos abandonados, sin vida, como sucedía en la década del ’90 en Cutral Co-Plaza Huincul».
Una votación crucial.
Para los petroleros que acompañan a Walter Zozaya en su intento por desbancar al oficialismo de Pereyra y de Rucci, las elecciones en este gremio no sólo son importantes por el número de afiliados y la actividad económica sino porque su resultado tendrá incidencia en futuras negociaciones del sector energético.
Los sindicalistas de la lista Verde Dante Gabriel Almendra, Luis Carez y Neslon Latini explicaron a NA la importancia del resultado de esta elección gremial y cómo podría afectar la vida diaria de los argentinos: «Este gremio debe sentarse a discutir la ley de inversiones hidrocarburíferas, y nuestra postura es poder garantizar el respeto hacia las autonomías provinciales y su jurisdicción, porque si todo lo que exploran las operadoras se lo llevan y lo comercializan afuera, el combustible va a salir cuatro veces lo que cuesta hoy. Esta elección y su resultado tendrán un impacto en el universo de los consumidores locales».
Hacia el interior de la actividad gremial, los referentes de Zozaya, explicaron que «una de las injusticias no resueltas jamás por Pereyra y su gente es la situación de los jubilados. En principio, la gente común puede pensar que un jubilado de la actividad gana muy bien, pues no es así, los petroleros ganan todas cifras no remunerativas, por eso cuando se jubilan lo hacen con el mínimo, porque su básico es muy bajo. Y, todos tenemos padres, conocidos y amigos jubilados de la mínima y sabemos los esfuerzos que hacen para subsistir».
Por otra parte, las protestas no se apagan en el sur del país.
Para los empresarios, el relajamiento del poder, sostenido de manera férrea en el pasado por Guillermo Pereyra a diferencia de lo que sucede en la actualidad y con la cercanía de unas elecciones gremiales que prometen ser muy reñidas, alimentan los conflictos y las protestas. Son tiempos en los que se echan más leña al fuego.
Sin embargo, para Zozaya los reclamos de los trabajadores «son justos porque muchos de ellos están precarizados y flexibilizados y, todo esto ocurre, con la anuencia de Pereyra y de Rucci.
Nosotros debimos realizar cortes de ruta por los despedidos de la empresa petrolera OPS, en Rincón de los Sauces, hasta que YPF debió intervenir».
El 6 de octubre se desactivó un conflicto con la empresa Halliburton por los contratos a término. Un tema que viene de bastante tiempo atrás por el cual Halliburton, una de las compañías más grandes de la Cuenca Neuquina y que ofrece servicios de hidrofractura para la explotación de pozos no convencionales de hidrocarburos, se había comprometido con terminar con la firma de este tipo de contratos. Un motivo más que muestra la precarización laboral existente en el sur del país en uno de los rubros principales de la economía.
Por otra parte, los dirigentes de la oposición a la actual conducción gremial criticaron la modificación a la «Adenda Vaca Muerta» del convenio colectivo de trabajo que regula los vínculos laborales en los yacimientos no convencionales. Esta modificación permitió la incorporación del cuarto boca de pozo en los equipos de perforación, a la vez que la incorporación de dos operarios a los set de fractura.
Para Walter Zozaya «se firmó una adenda, una modificación del acuerdo suscripto con las cámaras empresarias en 2017, que sólo significa flexibilidad laboral. Eso motiva que los trabajadores petroleros pierdan poder adquisitivo, no cobren gastos por viajes ni viandas, que si uno reúne esos gastos, representan el 40% del sueldo del trabajador».
Estas diferencias de criterios son los vientos que cosecharán tempestades según voceros del influyente partido en el poder, el MPN. «En vez de retirarse a la mutual dejando un gremio fuerte, Guillermo Pereyra sólo logró poner un orden precario en la interna de su propia lista laudando a favor de Marcelo Rucci por sobre Alejandro Astrada, una vez que aseguró a sus dos hijos en la lista Azul. De hecho, colocó a Flavio Pereyra como secretario administrativo; hay que tener en cuenta que si el secretario general renuncia, toma licencia o fallece lo reemplaza el dirigente que ocupe esa secretaría, y como vocal titular, nombró a su otro hijo, Martín Guillermo Pereyra, que en caso de haber un corrimiento de la Secretaría General, ascendería a secretario administrativo. O sea, Guillermo se retira después de 38 años, pero deja a sus hijos en puestos estratégicos. La lista Azul es casi una pyme millonaria familiar. Por eso no me extraña que haya otra lista de trabajadores disputándole el poder», concluyeron.