La Argentina necesitará alcanzar en 2022 un déficit fiscal mucho menor al previsto en el proyecto de presupuesto, para favorecer un acuerdo con el FMI, según un análisis de la Fundación Mediterránea.
«Dado que se trata de los dos últimos años del actual gobierno, para ordenar los incentivos de economía política podría colaborar en forma crucial un acuerdo con el FMI a comienzos de 2022, que evite los comportamientos fiscalmente oportunistas», indicó el estudio.
El déficit fiscal primario estimado en el Presupuesto es del 3,3% sobre el Producto Bruto, pero el trabajo sostiene que debería ser inferior, «de modo que el escalón de mejora en el resultado fiscal que se necesite en 2023 no resulte tan elevado».
«Le conviene a la actual administración, para transitar en forma más ordenada la segunda mitad del mandato, y que le quede una situación más manejable en una eventual nueva gestión», indicó el estudio.
El informe señaló que si en los últimos dos meses de 2021 «se da una estacionalidad típica de aumento en el gasto, se terminaría el año con un déficit primario de 2,4% del PIB, que aumenta hasta 3,9% si se excluyen ingresos extraordinarios de este año», como los aportes en DEG del FMI y los del impuesto a la riqueza.
Asimismo, sostuvo que el año fiscal 2020, con un déficit primario de 6,5% del PIB, «resultó sumamente atípico», por los mayores gastos por la pandemia y los menores recursos que generó la consecuente recesión.
«El ejercicio 2021 aún resulta en alguna medida atípico, por los ingresos extraordinarios, un rendimiento muy alto de derechos de exportación, por altos precios y porque aún se produjeron algunas erogaciones adicionales motivadas por la pandemia», la economista de la entidad María Pía Astori.