El Gobierno analiza la puesta en marcha de un Fondo Anticíclico Alimentario de u$s150 millones anuales, el cual tendrá por objetivo compensar a las empresas de consumo masivo el costo de las materias primas, trigo y maíz, para que «desacoplen» los precios al consumidor de los valores de exportación.
De acuerdo con el proyecto, las empresas cerealeras, que son las que manejan el negocio de la exportación, tendrían que aportar a ese fondo, mientras que del otro lado las industrias cobrarían las compensaciones. Dicho fondo, además, sería administrado por las cámaras empresarias.
El sistema pretende desenganchar los precios del mercado interno de Harina de Trigo 000 en bolsas de 25 kilos, la Harina de Trigo 000 en paquetes de 1 kilo, los Fideos Secos en paquetes de 500 gramos y el pollo entero refrigerado o congelado con o sin vísceras.
De acuerdo con datos oficiales, el 45.70% del consumo interno del trigo calidad 000, unas 2,5 millones de toneladas anuales, se usa para hacer pan francés.
De acuerdo con cálculos oficiales del Ministerio de Agricultura, la Argentina producirá este año 20 millones de toneladas de trigo, pero de ello solo habría que compensar 3,13 millones de toneladas, que es lo que se usa en el consumo interno.
El el caso del maíz son 60 millones de toneladas al año, pero de ello en el país se usan 1,5 millones de toneladas, que es la cantidad aproximada que se usa para producir pollos en el país.
De acuerdo con la estimación, las cerealeras tendrían que aportar al fondo anticíclico anualmente $12.400 millones por el trigo y $2.245 millones por el maíz, es decir, un total de $14.545 millones.
El proyecto indica que se pone en marcha mediante una resolución conjunta entre el Ministerio de Agricultura y el de Desarrollo Productivo.
El aporte al fondo sería obligatorio para todos los exportadores de trigo, maíz, carne aviar y sus derivados y las compensaciones se abonarán una vez comprobado el abastecimiento interno.