Como en toda medianoche de Año Nuevo, el contexto se volvió ruido en el cierre del 81 y el arranque del 82. Petardos, bombas de estruendo, algún que otro fuego artificial, perros ladrando, personas gritando. Pero en un imponente chalet de estilo normando de la localidad bonaerense de Hurlingham fue distinto: la noche se transformó en música, en un sonido nuevo que revolucionaría para siempre la escena rockera local.
La noche de aquel 31 de diciembre el jardín de la casa de los McKern fue el lugar elegido para la juntada familiar que quedaría escrita en la historia por haber sido el contexto en el que una incipiente banda llamada Sumo dio su primer recital. Espontáneo, pero recital al fin.
«Era una cosa muy familiar. Estaban mi madre, mi hermana, mi cuñado, unos amigos. Se armó un recital espontáneo», rememoró Timmy McKern sobre aquella noche.
En diálogo con NA, a 40 años de ese hito en la historia de Sumo (y del rock nacional), el amigo de Luca Prodan -se conocieron en Gordonstoun School- contó cómo fue esa juntada familiar devenida en recital: «Fue pasada la medianoche, con el típico quilombo de Fin de Año. Ahí sacaron los equipos del sótano y se pusieron a tocar».
Aunque el público de esa noche conocía las intenciones de aquel grupo de jóvenes de iniciarse en la música, no todos los habían visto en acción. «No los miraban, pero sí los escuchaban, porque la sala de ensayo estaba en el sótano de la casa», indicó McKern, hijo de madre inglesa y de padre argentino pero con ascendencia escosesa.
En el jardín de la casa ubicada en la entonces Canning 1020 (hoy la calle se llama Crucero General Belgrano), a una cuadra de la estación de Hurlingham, el joven italiano educado en Escocia se puso al frente del espectáculo: lo acompañaban la inglesa Stephanie Nuttal en batería; Alejandro Sokol en bajo; Germán Daffunchio y Ricardo Curtet en guitarra.
Regtest, Night and Day, Breaking Away, Warm Mist y Pinini Reggae fueron algunos de los temas que contrastaron con el ruido de Año Nuevo en Hurlingham en aquella primera madrugada de 1982: «Era lo que se trajo de los ensayos de Córdoba», afirmó McKern.
Ese recital espontáneo «fue la primera vez que salieron de la sala de ensayo», subrayó el actual manager de Las Pelotas y quien en ese entonces se dedicaba a administrar campos de terceros. «Yo no tenía intenciones de meterme en la música. Con Luca había ido a recitales en Inglaterra, a ver a bandas como Van der Graaf Generator o Soft Machine», agregó el hombre que le mandó la postal de las Sierras de Córdoba a Luca Prodan y, además de cautivarlo para que viniera a la Argentina, logró de alguna manera salvarlo de la heroína.
Poco más de un mes después, el vecino Caroline´s Pub sería el lugar en el que Sumo daría su primer recital formal, con público y entrada cortada en febrero de 1982: unas 15 personas pudieron darse el lujo de estar aquella noche en la una confitería, con pocas mesas y sin escenario ubicada en el primer piso de una galería comercial frente a la plazoleta Güemes, en Boulevard San Martín y De los Aromos, en Ciudad Jardín.
Después, la compañía Phonogram rechazaría grabar un disco debido a que todos los temas estaban en inglés: pocas semanas después comenzaría la Guerra de Malvinas.
Al mes siguiente, la banda encabezada por Prodan tuvo su primera noche grande al participar del Festival Rock del Sol a la Luna, realizado el 20 de marzo de 1982 en la cancha de Estudiantes de Buenos Aires, en la localidad de Caseros.
Lo que siguió, ya es historia. Y de la buena.