La producción de maíz caería unas 8 millones de toneladas y la de soja unas 5 millones, a raíz de la sequía que afecta seriamente a la zona productiva del país.
Según se desprende de un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), de los 56 millones de toneladas de maíz que se proyectaban con un escenario normal hace un mes, el clima ajustó la primera estimación maicera a 48 millones, un 14% menos.
También caen las posibilidades productivas de la soja: de 45 millones de toneladas el mes pasado, ahora se proyectan 40 millones.
La Bolsa rosarina recordó que hace un año hubo un evento de lluvias del 8 al 12 de enero que le daba «un punto de giro a la campaña, evitaba los descuentos y llegaba justo a tiempo para cambiar de rumbo al maíz», pero advirtió que, por el contrario, 2022 sigue sin lluvias importantes.
Ya van casi 30 días sin milímetros significativos que den auxilio: el maíz sigue sufriendo dos golpes de calor que se han sucedido con apenas una semana de respiro en medio.
Según la entidad, a pesar de haberse sembrado un 8 % más de maíz que en el ciclo anterior, la primera estimación hecha sobre la evolución de los cuadros muestra que habrá 4 millones menos que hace un año atrás.
El guarismo tiene en cuenta un total de 7,96 millones de hectáreas sembradas y 1,23 millón de toneladas que no podrán ser cosechadas para grano comercial.
Por ese motivo, la BCR consideró que «la posibilidad de sostener la producción del maíz argentino dependerá de las lluvias y el desarrollo que logren alcanzar los maíces de las siembras tardías».
Con respecto a la soja, el informe reveló que los retrasos y la severa falta de agua que han sufrido las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos ponen en duda si podrán sembrarse las 300 mil hectáreas que están pendientes de una siembra total de 16,2 millones.
«Si bien hay expectativas por los pronósticos que señalan lluvias para este nuevo fin de semana, las siembras estarán sujetas a la cantidad de milímetros, ya que por el grado de desecamiento alcanzado son pocos los lotes que aún tienen posibilidades», indicó la entidad rosarina.
Y añadió que la condición de la soja en la Argentina «va de buena a mala», como se observa en muchas zonas del centro este de Buenos Aires, sur y centro de Santa FE, Entre Ríos y centro y norte cordobés.
El estrés hídrico de diciembre ha frenado el crecimiento, produciendo aborto de flores, quemado de hojas, muerte de plántulas en las áreas más afectadas y comienza a haber abandono de cuadros.
No obstante, la entidad estimó que de darse un importante cambio pluvial durante los próximos dos meses, sería posible alcanzar mejores productividades y revertir el sombrío panorama que hoy envuelve al ciclo 2021/22.
Pero aclaró que en las condiciones actuales, los rindes se verán resentidos, por lo cual se descartan los escenarios de alta productividad que hasta hace poco hacían posible pensar en una campaña de 48 millones de toneladas para la oleaginosa.
«Las condiciones de desecamiento y estrés termo hídrico han sido tan graves en los últimos 30 días que se descarta también la posibilidad de un escenario de normalidad y rindes promedios, lo que arrojaría un horizonte productivo de 45 millones de toneladas y se trabaja ahora con una proyección de 40 millones», advirtió.