El ministro de Economía, Martín Guzmán, reiteró el pedido de la Argentina para que se le conceda mayor plazo para consolidar la recuperación económica y de esa forma hacer frente a sus compromisos.
A tres semanas de que el Gobierno revelara las diferencias con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las conversaciones continúan empantanadas y no hay señales de acercamiento.
Las declaraciones del ministro Guzmán dejan trascender también los magros resultados de la negociación que el Canciller, Santiago Cafiero, llevó adelante esta semana en Washington con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken.
«Argentina necesita más tiempo para pagar y quiere llegar a un acuerdo, que es necesario para ambas partes», afirmó Guzmán en una entrevista con el diario francés Le Figaro publicada hoy.
De esta forma, el funcionario dejó al descubierto la falta de avance en las conversaciones con el organismo, a una semana de un vencimiento por USD 700 millones que el país deberá afrontar con sus alicaídas reservas internacionales.
«La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos.
No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando», volvió a argumentar Guzmán.
El ministro afirmó que «ofrecemos un camino creíble que respalde el crecimiento de manera sostenible» y enfatizó que «si continuáramos en la trayectoria pronosticada por el FMI, se socavaría el crecimiento y la credibilidad del programa de apoyo».
Para defender su posición remarcó que «redujimos fuertemente nuestro déficit primario (excluyendo los pagos de intereses de la deuda), del 6,4% del PIB en 2020 al 3% del PIB en 2021».
El jefe del Palacio de Hacienda insistió en atribuirle al FMI la responsabilidad del fallido crédito que se le otorgó al gobierno de Mauricio Macri.
«El programa stand by de 2018 con el FMI no logró ninguno de sus objetivos: no permitió que Argentina retomara su crecimiento, no controló la inflación, ni protegió a los más vulnerables. Por el contrario, ha agravado la recesión, el desempleo, la pobreza y la inflación». .
Guzmán afirmó que los «45.000 millones de dólares que se tomaron en 2018 se destinaron principalmente al pago de deuda con acreedores privados y, en más de la mitad, a la salida de capitales».
Añadió que «Argentina necesita continuar por este camino, que está sucediendo ahora, en un proceso de consolidación fiscal virtuosa porque eso fortalecerá nuestro crédito y nuestra moneda»,.
En ese sentido sostuvo que el país «también quiere converger a una situación donde no haya un financiamiento sistemático del Banco Central al Tesoro». .
El ministro recalcó: «en 2021, el crecimiento fue significativamente más sólido de lo esperado. Nadie esperaba un aumento del 10% para la Argentina. Recuperamos las pérdidas de 2020 en un año cuando el pronóstico era que la Argentina se recuperara en cuatro a cinco años».
Guzmán indicó que «el principal freno de la economía argentina proviene de la restricción de la balanza de pagos; la mayor tensión viene de la deuda con el FMI, por el acuerdo de 2018 y los fuertes vencimientos de 19 mil millones de dólares este año y 20 mil millones de dólares en 2023».
Al referirse a la inflación, el titular de la cartera económica consideró que «tiene múltiples causas, entre ellas un componente monetario, ligado al histórico problema de balanza de pagos de Argentina».
«Cuando la economía crece, si las exportaciones no siguen el mismo ritmo, se producen tensiones en la balanza de pagos que provocan una depreciación de la moneda y alimentan la inflación», explicó.
Agregó como segundo factor «la financiación del déficit público» y dijo que «la falta de mercados de capital domésticos se suma a las presiones inflacionarias».