A escasas del vencimiento de deuda por más de 700 millones de dólares, en el Frente de Todos conviven distintas miradas sobre qué hacer con el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde las que proponen suspender los pagos y «romper» el vínculo con el organismo multilateral hasta las que expresan que es «imprescindible» un acuerdo para evitar consecuencias mayores.
Mientras el presidente Alberto Fernández juega al póquer y aún no muestra su mano acerca del desembolso o no de los 731 millones de dólares, el primer vencimiento que el Gobierno debería afrontar este año, son cada más más las presiones de grupos internos, especialmente del ala más dura del kirchnerismo, de algunos movimientos sociales y partidos de izquierda y centroizquierda que están bajo el paraguas de la coalición oficialista para que el Gobierno rompa con el FMI.
El diputado nacional Leopoldo Moreau quien había dejado entrever que el default no sería el peor de los males, y recordó que el ex presidente Néstor Kirchner gobernó durante dos años en cesación de pagos con ese organismo y con los acreedores privados, hasta que la economía pudo crecer y se retomaron las negociaciones.
«Nos empujan al default. No somos el partido del default, pero tampoco somos un sector político que va a entregar de pies y manos a la sociedad al peor de los ajustes, a más miseria a la que estamos atravesando, de la que recién ahora estamos saliendo, no nos vamos a jugar en una timba la democracia», dijo el radical K en declaraciones radiales.
«¿Es peor el default? Néstor Kirchner gobernó la Argentina prácticamente dos o tres años en default, hasta que logró los acuerdos, con los bonistas y el FMI, y mal no le fue, esas divisas que no utilizó en pagar la deuda la usó para reactivar la economía», precisó.
Antes había sido la ex diputada nacional kirchnerista Fernanda Vallejos sostuvo embistió contra el FMI al señalar que «no existe, en la historia moderna, mayor violador sistemático de los DDHH de los pueblos» que organismo multilateral de crédito, al que definió como un «instrumento de EEUU para someter a los países deudores a sus intereses geopolíticos y al del capital transnacional que hace negocios en nuestras economías».
Este jueves, se realizó una marcha que movilizó al Ministerio de Economía donde agrupaciones de izquierda afines al kirchnerismo y movimientos sociales exigieron no pagar «nin un dólar más al FMI».
A la denominada «Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda» se sumaron, entre otros, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la referente de Madres de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y el director del Banco Nación Claudio Lozano.
Éste último es el presidente de Unidad Popular, uno de los partidos que integran el Frente de Todos, y reclamó expresamente «suspender el pago» de este viernes al FMI ya que «no se puede alcanzar un acuerdo con efectos negativos».
«Hay que suspender el pago, seguir conversando y ponerlo en el lugar que corresponde: es de contenido político. La Argentina podría haber llevado la discusión a la ONU: hay que hacer política con esto, esto no es un crédito stand by», argumentó el economista, que agregó que «la Argentina tiene la experiencia del default en el 2002 y demostró que puede resolver su situación».
A diferencia de este grupo, Cristina Kirchner, su hijo Máximo Kirchner y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, están a favor de avanzar en el acuerdo pero con límite claro e infranqueable: que no implique una exigencia de ajuste fiscal que condicione el crecimiento económico. .
En las últimas semanas, el presidente Alberto Fernández se acercó a esta línea de argumentación, con críticas al FMI y promesas de que el único acuerdo que firmaría su Gobierno sería uno que no afecte el desarrollo del país y el bienestar de la gente. .
En Honduras, donde asistió al acto de asunción presidencial de Xiomara Castro, la vicepresidenta Cristina Kirchner marcó la cancha al arremeter contra «las políticas de ajuste» que se le quieren imponer a la Argentina.
Kicillof, por su parte, le había sugerido semanas atrás en la Cámara de Diputados al ministro de Economía, Martín Guzmán, que «revise la estrategia» en la negociación con el FMI y en varias ocasiones señaló que el país no puede darse el lujo de realizar un ajuste en esta etapa de recuperación luego de la pandemia de coronavirus. .
Una mirada similar es que la dejaron expuesta este jueves cinco diputados nacionales que representan a los movimientos sociales: Juan Carlos Alderete (CCC), Verónica Caliva (CCC), Leonardo Grosso (Movimiento Evita), Eduardo Toniolli (Movimiento Evita) y Natalia Souto (Somos-Barrios de Pie).
«Si algo queda claro en la historia es que el verdadero objetivo del Fondo es condicionar la política económica de nuestro país -de los países- para poder subordinarnos a los intereses de los suyos», señalaron en una declaración conjunta .
Una postura bastante diferente es la que dejó en claro el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien salió al cruce de la idea que deslizó Moreau respecto de que el default no llevaría necesariamente a un escenario catastrófico para la economía.
El funcionario consideró que estas posturas en contra de un acuerdo con el FMI reflejan «un acto de voluntarismo o de irresponsabilidad» frente a la actual situación de crisis, .
«Es una fantasía esta idea de ‘no le pago al Fondo y uso esa plata para otras cosas’, sin tomar en cuenta una multiplicidad de elementos que pueden afectar la economía y creo que podrían agudizar los problemas del país», advirtió en declaraciones radiales.
El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, también manejan una línea proclive a un acuerdo, sin cargar demasiado las tintas en la responsabilidad del FMI en los créditos otorgados durante la gestión de Mauricio Macri, como tampoco a Estados Unidos (principal socio del Fondo) a fin de no entorpecer la negociación.
En este grupo también podría incluirse al diputado nacional y ex ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, quien consideró «imprescindible» un acuerdo con el Fondo.