El FMI mantuvo hoy la proyección de crecimiento para la Argentina en 4% para este año y en 3% para el próximo, y alertó por la suba de la inflación a nivel mundial.
El organismo estimó que la economía mundial se desacelerará del 6,1% del año pasado a 3,2% durante 2022, un 0,4% menos que en el último informe sobre «Perspectivas Mundiales» que se difundió en abril.
Para la Argentina, el Fondo Monetario mantuvo ahora las mismas estimaciones que en aquel informe de abril: un crecimiento del 4% para 2022 y del 3% para 2023.
Por su parte, Latinoamérica es de una de las regiones con mejores previsiones del Fondo para 2022: crecerá 3% este año, medio punto más que en la medición de abril; sin embargo, ese avance será del 2% en 2023, medio punto menos que en el reporte anterior.
En Brasil, la economía crecerá el 1,7 % este año, nueve décimas más, y 1,1 % el que viene, tres décimas menos; en México, la mejora será del 2,4 % este año (cuatro décimas más) y 1,2 % en 2023 (1,3 puntos menos).
En su informe -difundido este martes desde Washington- el FMI advirtió que la situación mundial es «sombría», ya que la producción global «se contrajo en el segundo trimestre de este año, debido a las recesiones en China y Rusia».
El organismo explicó que «varios shocks han afectado a una economía mundial ya debilitada por la pandemia: una inflación superior a la esperada en todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos y las principales economías europeas, lo que ha provocado condiciones financieras más estrictas; una desaceleración peor de lo anticipado en China, que refleja los brotes y bloqueos de Covid-19 y otros efectos secundarios negativos de la guerra en Ucrania».
Entre las revisiones a la baja más importantes, se encuentran las de Estados Unidos (con un crecimiento esperado del 2,3% para 2022) y China (3,3%).
Para Europa, el Fondo redujo sus previsiones en dos décimas en 2022, hasta el 2,6% y en 1,1 puntos para 2023, año en el que ese continente crecería sólo 1,2%.
Por otra parte, el organismo insistió en pedir a los Gobiernos que asuman como su «primera prioridad» la reducción de la inflación, a pesar de los «inevitables costos económicos» que traerá una política monetaria restrictiva.
Además, advirtió que la inflación «podría ser más difícil de reducir de lo previsto si los mercados laborales son más estrictas de lo esperado o las expectativas de inflación se desanclan».