Luana, la adolescente que a sus 6 años se convirtió en la primera niña trans del mundo en acceder a su identidad autopercibida obteniendo su DNI sin judicializar el trámite, y su hermano mellizo Elías, festejaron la noche del viernes sus 15 años en Amérika, la disco emblemática para la comunidad LGBTIQ+, en una fiesta que significó «un acto revolucionario», donde el colectivo travesti trans pudo conmemorar que «por fin una niña travesti puede celebrar en tiempo y forma» esa edad.
«Creo que es un momento colectivo y sumamente hermoso para muchas de nosotras, en comunidad. Pero conscientes de que por fin una niña travesti puede celebrar en tiempo y en forma sus 15 años», dijo a Télam, la activista travesti Marlene Wayar, una de las «tías travas» de Luana, junto a la artista Susy Shock.
En el enorme salón de Amérika, ubicado en el barrio porteño de Almagro, con un escenario que recibió shows drag queens y música, quienes participaron del cumpleaños de «Lulu», como la llaman cariñosamente familiares y amistades, remarcaron que la fiesta era un hecho «revolucionario» y «político» para el colectivo travesti trans.
«Es una manera de celebrar a esta niña que ha llegado a esta edad luchándola, resistiendo, siendo quien es», dijo la activista y madre de la adolescente, Gabriela Mansilla, fundadora de la asociación civil Infancias Libres.
En 2013, a un año de la aprobación de la Ley de Identidad de Género, Luana se convirtió, a sus 6 años, en la primera niña trans del mundo en recibir un Documento Nacional de Identidad conforme a su identidad de género, sin la necesidad de judicializar el trámite.
Para Mansilla, este festejo es «un acto revolucionario» porque «generalmente se las excluye, se las maltrata, se las discrimina, se las echa a la calle. Y acá hay una adolescente trans que desde niña está siendo abrazada».
Luana bailó por momentos pero principalmente estuvo rodeada de sus amigas y al inicio de la celebración dejó un mensaje que se leyó desde el escenario.
«Sueño que el mundo nos respete, que travesti no sea un insulto, que les niñes trans tengamos poderes como volar y ser invisibles. Yo quiero esos poderes para defenderme de quienes me agreden porque deseo un mundo mejor donde no haya que crecer porque eso me preocupa. Quiero seguir siendo pequeña», expresó en un texto que está publicado en el libro «Un mundo donde quepan todes», de Gabriela Mansilla y editado este año por Chirimbote.
Luego de una recepción en el vip del boliche, los invitados cruzaron al salón de baile y el escenario se llenó de música, shows y de la presencia de Lulú.
Desde la tarima, la artista Susy Shock presentó a las dos personas que en su cumpleaños convocaron a más de 300 asistentes. «Si bien la mayoría sabe de la tenaz historia de ‘Lulú’, es imposible pensarla a ella sin Elías. Fue el primero que entendió y abrazó lo que Luana necesitaba y quería para sí», dijo.
Y, resaltó que «ese niño hizo antes que nadie algo que finalmente no es tan difícil, ni necesita tanta ciencia, que es poner el corazón para reconocernos».
Sobre Luana, la artista destacó su lazo con las que abrieron caminos igualitarios y ya no están: «Ese hilo magenta que la une con tantas que cambiaron este país, que hoy no están y merecerían estar en esta fiesta, porque son las que pelearon desde sus cuerpos y sus pasiones para que quienes vengan pisen un suelo mejor con menos violencia y con más oportunidades».
Luana y Elías eligieron qué querían lucir en su noche: ella, un vestido rosa corto, campera de cuero negra, zapatillas y una tiara a tono. Él, remera a rayas junto a un pantalón de vestir y saco negro.
«Para mí es un placer poder haber hecho el vestido porque esto es histórico», dijo Patricia Terán, la realizadora del vestuario de Luana junto a Ana Torrejón, directora de la revista de moda L’Officiel Argentina.
Terán le ofreció a Luana el vestido como regalo y su hija junto a sus nietas organizaron una colecta para comprar sus zapatillas.
Osvaldo de Riso: «Amérika fue la apertura total, abrimos un camino»
Sobre el espacio donde se desplegó la celebración, el activista y presidente de la fundación Igualdad, Pedro Paradiso Sottile, subrayó que «no es casual que hoy Lulú festeje sus 15 acá», dado que la discoteca «siempre fue acompañando a todo el movimiento LGBTIQ+».
Primero «Experiment», luego «Búnker» y finalmente «Amérika» fueron los nombres del boliche que desde 1983 abrió sus puertas a la diversidad sexual y a la sociedad en su conjunto.
«Creo que Amérika fue la apertura total. Uno con el tiempo, después, se da cuenta de que abrimos un camino. Abrimos las puertas a las chicas trans cuando no tenían cabida en ningún lado. A partir de ahí fuimos abriendo y abriendo», dijo a Télam Osvaldo de Riso, dueño de la disco, y desde un balcón del establecimiento, mientras veía a los invitados bailar, señaló que estaba «muy orgulloso» de que se celebre allí la fiesta de 15 años.