Podría reposar en los más de 25 años de carrera que la llevaron a ser una de las voces más representativas de la música argentina o aferrarse a sus clásicos que forman parte del cancionero popular contemporáneo y no arriesgarse. Sin embargo, Soledad Pastorutti (41) busca constantemente salir de su zona de confort para poder mostrar todas sus facetas con su público.
En su mejor momento profesional, la artista oriunda de Arequito viene de consagrarse como ganadora de La Voz Argentina de la mano del chubutense Yhosva Montoya y se unió a Lali Espósito y Natalia Oreiro para lanzar Quiero todo, una canción que compusieron junto a la reconocida cantautora Marcela Morelo, quien también formó parte de la producción junto a Rodolfo Lugo.
Con un importante cambio de sonido, que va acompañado por una nueva imagen, «La Sole» combinó cada aspecto de su vida y su carrera para mostrar una clara evolución. Desde la adolescente que revoleaba el poncho al ritmo de A don Ata y revolucionó el folklore, a la voz de las baladas y canciones festivas; desde la actriz que se lució en cine y TV, a la conductora que con la experiencia de haber pasado por tantos escenarios sabe cómo manejar tiempos y emociones; y también desde la mujer que es cuando baja de los escenarios, siempre apegada a sus raíces y abocada a la familia que formó junto a Jeremías Audoglio con sus hijas Antonia y Regina.
Con todos estos condimentos, el 29 de octubre volverá a subirse al escenario del Movistar Arena para cumplir con una fuerte tradición: celebrar su cumpleaños con el público que la acompaña hace tanto tiempo. Y la fiesta será por partida doble, ya que además de sumar un año a su vida, marcará el reencuentro con miles de personas luego de más de dos años de pandemia.
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¿Cómo te preparás para el show en el Movistar Arena?.
-Con muchas ganas. Es un show distinto al que presenté antes acá, más pretencioso y grandilocuente. Me gusta mucho lo que hago y estoy ansiosa de que sea 29 de octubre para plasmar en el escenario todo lo que imagino.
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Ya es una costumbre festejar el cumpleaños con el público, ¿Tiene un sabor distinto hacer un show tan grande después de la etapa más dura de la pandemia?.
-Sí, este va a ser mi primer show con este «relax». En los shows que di antes había muchos protocolos, como el uso del barbijo y la distancia social. Yo lo veo bien porque siento que la gente salió de su casa a darlo todo. El público lo vive intensamente y eso me gusta. Es algo que deberíamos haberlo hecho siempre y tuvimos que pasar por una pandemia para valorar muchas cosas. Por suerte estamos hablando de la pandemia como algo casi del pasado y salimos a divertirnos desde un lugar mucho más profundo. Hay que aprovechar todo lo que no tuvimos durante mucho tiempo.
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Justamente hay un boom con los espectáculos musicales.
-Sí y no creo que sea solo por la pandemia. En un país como el nuestro, que es tan fluctuante, que no sabés que va a pasar mañana a nivel económico, muchos deciden gastar su dinero en un recital.
Por eso cuando vienen a verme les digo: «Espero que la inversión esta noche haya valido la pena» (se ríe). Porque sé que comprar una entrada es todo una inversión, una decisión. Sobre todo para un público como el mío, que son familias. Por ejemplo, desde donde yo vivo arman combis y vienen hasta Buenos Aires. Es un plan y tiene un costo, por eso les agradezco.
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Durante todo el año recorrés el país con tu música, ¿Qué es lo que hace este show tan especial como para que tus fanáticos se acerquen a Buenos Aires?.
-Este show es muy diferente a lo que están acostumbrados a ver en otras partes del país. Yo suelo presentarme en festivales, en los que me tengo que amoldar al escenario que hay ahí, el sonido, el músico que viene antes o que viene después… En cambio esto es todo mío y le pongo mucho más de lo que imagino y puedo.
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¿Cómo es el proceso de preparación de un espectáculo de esta magnitud?.
-Primero escucho todos mis discos, desde el primero al último, para analizar las canciones que me gustaría cantar. Armo una lista con los temas que me gustan mucho, que se va achicando porque sino estaría días arriba del escenario. Después armo el orden de los temas, que tiene que ver con algo que quiero contar. Me gusta siempre arrancar y terminar el show bien arriba, pasando por situaciones más emotivas, de reflexión. Me parece que está bueno dar un show con muchos condimentos. Si va a ser largo, que la gente se vaya con la sensación de que se quedó corto, de que lo disfrutó paso a paso, en cada momento. Yo voy pensando situaciones que me gustan y así se va armando un gran rompecabezas. También pienso mucho en el vestuario.
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Durante la última temporada de La Voz Argentina fuiste tendencia todas las semanas por tus looks, ¿A qué se debe este cambio de imagen?.
-Es algo que vengo trabajando hace un montón, desde que empecé a hacer televisión, y el cambio musical viene de la mano. Es una cuestión de coherencia artística incluso. En estos últimos años se volvió muy importante lo visual: no hay canción que no tenga video o su challenge. No sé si encajo en el tipo de los artistas de hoy, porque tengo otra edad y otra experiencia, siento que actualizarme y renovarme hace a mi permanencia. La tele es un poco eso, también las nuevas canciones, las colaboraciones y el vestuario. Yo sé que ha sido un cambio grande para mucha gente, pero si me seguís hace mucho tiempo, vas a ver que este cambio no es de ahora. Ahora se ve y está bueno.
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Hace poco contaste que cuando arrancaste tu carrera era habitual que se creara cierta rivalidad entre las artistas femeninas y que en Quiero todo, tu último tema, te hayas juntado con figuras tan fuertes como Lali Espósito y Natalia Oreiro es un mensaje contundente.
-Totalmente y lo hago por eso. Yo creo que cada cosa que uno hace es un mensaje. A veces estratégicamente pensado, pero en mi caso siempre soy muy honesta con lo que hago. Por eso la gente tiene esa sensación de que me conoce hace tiempo y a veces me elige más como persona que como artista. Esta colaboración surgió naturalmente. En plena pandemia me juntaba con mucha gente virtualmente para trabajar en canciones que fueran bien arriba, para darle alegría al público y en una de las grabaciones de La Voz surgió hacer una cumbia juntas. Después le dijimos a Nati y sumó Marcela Morelo como compositora y Rodolfo Lugo, su marido, como productor. Hubo re buena onda de parte de ellas, son mujeres que admiro, que respeto muchísimo y que siempre me han dedicado palabras de aliento y cariño. Lo hicimos por el gusto de cantar.
Todas las canciones que estoy sacando este año son «permitidos musicales», no tienen como finalidad un disco. El disco va a salir el año que viene y no va a tener nada que ver con esto.
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¿Cómo hacés para abordar el público variado que tenés, que abarca desde las generaciones que te conocen desde que empezaste a niños que ahora están descubriendo tu trabajo en Rincón de luz?.
-Mis shows siempre fueron aptos para todo público. Creo que soy una de las artistas que más ha trabajado en este país un poco por eso. Siempre fui muy fiel a mis convicciones, a mi manera de ser, y sabiendo que hay estrategias que una podría utilizar para vender una entrada más y que hablen de mi, no lo negocio. No hay necesidad. Mi show es para toda la familia, van a terminar bailando unas lindas cumbias, se van a emocionar cantándole a los abuelos, va a haber folklore, balada, pop. En la generalidad es un show pop que tiene muchos ritmos y mucha variedad.
Pero no tuve la intención. Hay gente que elige verte en un lugar, pero a mí eso me asfixia… me ahoga. No quiero meter al público en una bolsa, porque en general es respetuoso, pero hay quienes necesitan sacarse las broncas. La gran discusión cuando empecé era que solo revoleaba el poncho, entonces dejé de hacerlo.
Y para mí eso es un juego que hago desde hace tiempo, para demostrar que en definitiva un artista no es una sola cosa. Un artista es un montón de cosas. Por ejemplo, cuando se fue de mi banda uno de los músicos fundamentales no sabía que iba a ser y seguí adelante. Son desafíos y hay que reinventarse. Ese es lo que más me gusta y por eso tengo ganas de seguir por más, porque siempre encuentro algo distinto para hacer.