La familia del playero Arturo López aseguró que «cualquier condena que no sea prisión de cumplimiento efectiva» que reciba el menor que lo agredió de una trompada en un garaje del barrio porteño de Monserrat será «una burla de la Justicia».
La abogada Miriam Luna, ex esposa y madre de las hijas de López, remarcó que para ellas «ninguna pena va a ser suficiente», pero remarcó que quieren que «vaya a la cárcel y no que esté en prisión domiciliaria como hasta ahora».
«Queremos una condena de prisión efectiva. Si le dan tres años o menos o una condena con arresto domiciliario lo tomaríamos mal porque no hay motivos para dárselo. No tiene problemas físicos, ni enfermedades, ni más de 70 años. Los requisitos no encuadran para que esta persona. Así que sería una burla de la Justicia si hacen eso», indicó la letrada en declaraciones al programa «Tardes Policiales» por
XLFM Radio.
La abogada, que forma parte de la querella de las hijas del playero, agregó: «Encima este imputado se quejó por tener que estar en la casa. Decía que el encierro le hacía mal, que hacía seis meses que no podía salir, cuando Arturo lleva mucho tiempo sin poder salir del hospital».
El viernes, finalmente, Carlos A. fue hallado culpable del delito de «Lesiones gravísimas», que tiene una pena de entre 3 y 10 años de prisión, aunque al ser juzgado como menor recibirá la mitad de esa condena.
El juez de Responsabilidad Penal Juvenil Alejandro Villanueva dejó de lado el delito de Homicidio en Grado de Tentativa y solo lo acusó por este.
Ahora resta saber si la defensa apelará el fallo y luego se conocerá la cantidad de años que recibirá el acusado.
«En realidad, como familia nos hubiera gustado tentativa de homicidio. Pero sabíamos que era probable que solo lo condenaran por lesiones gravísimas. Para nosotros nada va a ser suficiente, aunque le den 12 años. Nos arruinó la vida y la de Arturo, que era un tipo activo, que iba a trabajar, que se manejaba solo, que no dependía de nadie. Él ahora tiene que depender de un tercero siempre, mas allá que sigue internado», detalló Luna.
Además, prosiguió: «Nada nos va a alcanzar. Sabemos también la Justicia que tenemos y está todo hecho para los delincuentes menores. No tenemos nada que nos ampare. Leyeron todos los derechos que tenía el menor. ¿Y los de Arturo, qué?».
La letrada detalló que «es el primer juicio oral bajo el fuero penal juvenil, pero este no es el primer delincuente juvenil», al tiempo que indicó que espera «que no sea el único juicio que haya con delincuentes menores».
Por otra parte, Luna remarcó que tienen «fundamentos y muchos como para que le den prisión de cumplimiento efectiva a este imputo» y agregó que van «a pelear incansablemente como hasta ahora en el ultimo tramo».
También sostuvo que «si no hay una pena efectiva de cárcel sería todo una burla», al tiempo que precisó que esperan «cautelosas la sentencia».
«Si bien nos dejó bastante conforme, aun no cantamos victoria.
Fue un año difícil, nos cambió la vida. Las chicas (Agustina y Florencia) van todos los días a ver al padre y se turnan, más allá que él tiene una acompañante terapéutica. Vamos para que él no se sienta solo, lo estimulamos, lo sacamos a tomar un café», reveló.
Respecto al juez Villanueva, explicó: «Nos sentimos bastante comprendidas con los fundamentos que dio el doctor Villanueva. Es uno de los pocos jueces que trata de juzgar como corresponde, ya que la gran mayoría no lo hace. Quiero creer en eso y no desilusionarme».
Por último, Luna criticó a la jueza porteña Carla Cavallieri, quien estuvo a cargo del caso: «El abogado del imputado menor dijo que le faltamos el respeto a la doctora Cavallieri y no fue así.
Jamás le falté el respeto a un magistrado. Pero si no estoy de acuerdo se lo voy a decir».
«Mandó a los 25 días a la casa a alguien que dejó al borde de la muerte a una persona, que le arruinó la vida para siempre y que estuvo cinco meses prófugo, porque no le importó nada. La doctora le dio prisión preventiva porque la presión mediática era mucha y hacía cinco meses que lo buscaban. Hubiera sido alevoso que le diera la domiciliaria desde un primer momento. Acá parecía que la víctima pasó a ser victimario y el victimario, víctima», cerró.