La inflación crónica que sufre la Argentina desde hace décadas tuvo, entre otras consecuencias, la acelerada pérdida del poder adquisitivo de los billetes, que no solo provocó que fueran perdiendo ceros sino también, varias veces, el cambio del signo monetario.
En un recorrido histórico por la moneda argentina, la consultora Focus Market identificó los cuatro billetes de mayor denominación más emblemáticos, de los cuales uno es actual.
«En los últimos 40 años hemos destruido cuatro signos monetarios y erosionamos en meses en el poder adquisitivo del ingreso. Y hasta ahora nadie ha podido ponerle fin a la destrucción del valor de nuestra moneda», indicó el director de esa consultora, Damián Di Pace.
En el primer puesto, el informe ubicó al papel de un millón de pesos ley, el más abultado de toda la historia: se emitió el 25 de noviembre de 1981, en plena dictadura militar, y al poco tiempo fue perdiendo valor. Cuatro años después dejó de circular, ya que había perdido casi el 100% de su valor.
«La situación económica fue tan crítica que las cantidades usuales de dinero no entraban en las máquinas de calcular de esa época. Es por ello que se dio inicio al fin del curso legal» de ese billete, puntualizó Focus Market.
Otro papel moneda que pasó a la historia es el de 10.000 pesos argentinos, que circuló entre 1985 y 1988 durante el Gobierno de Raúl Alfonsín: en ese período, la inflación acumulada trepó al 650% y ese billete dejó de tener valor.
Más adelante, se imprimió el billete de 500.000 australes: otro signo monetario como el anterior, que apenas circuló durante 27 meses, entre 1990 y 1993, durante la gestión de Carlos Menem.
El recorrido histórico lleva a la actualidad: el billete de mayor denominación, el de $1.000, se emitió en noviembre de 2017; ese año tenía un valor en dólares de US$ 51,87, mientras que ahora solo alcanza a US$3,70.
«La pérdida de valor de la moneda y más específicamente del billete de mayor denominación del país solo es una muestra del deterioro que genera la inflación a toda la economía. Al derrumbe del poder adquisitivo, este Gobierno, ante la escalada de precios, solo usa la herramienta del cambio de serie y diseño del papel moneda», evaluó Di Pace.
El analista advirtió que el país atraviesa hoy «un proceso de aceleración de la variación de precios y pérdida del poder adquisitivo del peso muy fuerte».
«El Gobierno tiene problemas para seguir financiando el déficit colocando deuda en el mercado local. Y un leve revés en ese mercado puede incrementar la emisión monetaria con mayor circulación de pesos, impactando sobre los precios, baja de la demanda e incremento de la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda», concluyó.