La decisión de suspender por 30 días las exportaciones de carne representa «la peor medida adoptada por el Gobierno del presidente Alberto Fernández en materia de comercio exterior», de la que costará mucho recuperarse, ya que «si conquistar un mercado es complicado, reconquistarlo es muchísimo más difícil».
Así lo sostuvo el director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI, Miguel Ponce, quien relacionó la medida oficial con «la inefable» diputada Fernanda Vallejos, quien había asegurado que la Argentina tenía «la desgracia de ser un país exportador».
En su análisis, evaluó que la decisión pone en evidencia «el problema de poder» en el Gobierno, al atribuir la elaboración de la medida a Vallejos y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, contra la opinión de los ministros Matías Kulfas y Martín Guzmán y del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, «que se quiere ir como director de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina)».
Ponce señaló que la decisión, además de ser intrínsecamente negativa, «se tomó en el peor momento posible» ya que este martes comenzó en la ciudad de Shanghai «la mayor feria de exportaciones de China», con la participación de exportadores argentinos que, aseguró, «quedaron pedaleando».
«No se pueden hacer las cosas peor, pareciera que no arreglamos lo que hay que arreglar y desarreglamos lo que anda», aseguró Ponce, ex subsecretario de Industria y Comercio Exterior durante la Presidencia de Raúl Alfonsín.
En el editorial de su programa Comex Siglo XXI, recordó que «hace unos días el Presidente volvía de una gira europea que muchos consideramos exitosa. Y ahora la Argentina les anuncia que cierra las exportaciones».
Para el especialista en comercio exterior, la medida «lamentablemente tiene que ser leída en clave electoral y busca eclipsar la realidad a través de un relato» con el que se pretende «encontrar un culpable del fracaso en la lucha contra la inflación».
«Buscan un chivo expiatorio y le echan la culpa a los productores, dejando al desnudo la ignorancia que tienen en materia de comercio exterior», aseguró en su programa radial.
Ponce advirtió que «conquistar un mercado puede ser complicado, pero reconquistarlo es muchísimo más difícil. Mucho más en este caso, que es una repetición de una medida similar a la de la primera etapa kirchnerista».
Al respecto, recordó que a raíz del cierre de las exportaciones dispuesta entre 2006 y 2009 hubo «un estropicio, con daños de los que aún no nos hemos recuperado», en referencia a «la pérdida de más de 12 millones de cabezas de ganado, el cierre de 138 frigoríficos y la pérdida de miles de puestos de trabajo».
Con este antecedente, agregó, en esta oportunidad «los resultados serán obvios», al tiempo que hizo hincapié en las reacciones tanto de los importadores como de los competidores.
En ese sentido, indicó que «los compradores no pueden creer que no les vayan a cumplir sus contratos y en casos como el de China directamente compromete su soberanía alimentaria», en tanto los competidores de la Argentina «están brindando» porque son «los verdaderos beneficiarios de esta medida».
Por otra parte, consideró que los eventuales futuros compradores de carne argentina «lo van a pensar dos veces, ya que si ya lo hicimos dos veces, por qué no lo vamos a volver a hacer».
«Estamos destruyendo trabajo nacional», alertó, ya que «esto no es un problema de oligarcas, acá se afecta a los peones de campo, los camioneros, los gomeros, los pequeños proveedores de servicios como alambradores, molineros, albañiles y tanto que viven del campo y la carne».