El emblemático entrenador José «Piojo» Yudica falleció hoy a los 85 años después de atravesar un delicado estado de salud que se había agravado en las últimas horas.
Yudica estuvo al frente en 12 clubes de Argentina, Colombia y México entre los años 1972 y 1998, mientras que durante su carrera obtuvo seis títulos, entre ellos, la Copa Libertadores 1985 con Argentinos Juniors.
Además fue el único que sacó campeón a Quilmes (1978), además lo ascendió (1981), mientras que al año siguiente subió a San Lorenzo (1982), ganó torneo local y fue el único que le dio la Libertadores a Argentinos (1985) y se coronó también dirigiendo a Newell’s (1987-88).
Apodado «Piojo» cuando dio sus primeros pasos en el fútbol en el club Evita Estrella de la Mañana, Yudica nació un 26 de febrero de 1936, en la ciudad de Rosario y en 1954 debutó en Newell´s, mientras que cuatro años después pasó a Boca.
El haber estado en el club de La Ribera para él no fue la mejor opción, ya que, en su momento dijo: «Hubiese sido mejor llegar a River. No por gustos personales, sino por el estilo de cada uno. En realidad, yo era un jugador para Independiente o Racing. Boca era el único equipo que no me tendría que haber comprado. Y me compró».
Yudica además tuvo fugaces pasos por Vélez, Estudiantes de La Plata, Platense, Quilmes, Deportivo Cali, Talleres de Remedios de Escalada y San Telmo, club donde se retiró en 1971, y en 17 años como jugador profesional sólo obtuvo dos títulos: campeón en 1969 con Deportivo Cali y en 1970 con el elenco de Remedios de Escalada.
En Quilmes, logró salvarlo del descenso y lo consagró campeón del Metropolitano 1978, luego partió a Estudiantes, donde estuvo sólo un año para luego regresar a Quilmes –que había perdido la categoría- y devolverlo a Primera.
Al año siguiente dirigió su primer y único equipo grande, San Lorenzo, donde repitió su último logró, lo coronó campeón en el Nacional B y lo devolvió a la máxima división del fútbol argentino.
En 1985 con Argentinos Juniors alcanzó su mayor gloria consiguiendo dos títulos y uno de ellos internacional (Nacional 1985 y Libertadores 1985), mientras que luego llegaría su mayor alegría personal, al consagrarse campeón con Newell´s en la temporada 1987/88.
«Me sucedió lo que, quizás, no le sucede a nadie. Ser hincha del club, ex jugador y, además, entrenador campeón. Es como una de esas películas que no se olvidan», manifestó en su momento y con ese nuevo título se convirtió en el primer técnico de la Primera del fútbol argentino en ser campeón con tres equipos diferentes.
Por otro lado, en Argentinos Juniors le dio los mayores logros, pero también pasó uno de los peores momentos de su vida en 1992 cuando la barra se acercó a un entrenamiento a recriminarle los motivos de la mala campaña del equipo y decidió confrontar con ellos, a la vez que se negó a dar explicaciones.
Ante esta situación, los barras comenzaron a agredir a su hijo –era su ayudante- y él respondió sacando un arma y disparando al aire, para luego alejarse a las corridas, mientras que años más tarde, reveló: «Hoy haría lo mismo. Cuando tuve problemas, ¿A mí quién me defendió? Nadie. Ni los directivos. ¡Y casi matan a mi hijo! Ellos, incluso, son los que, a veces, te mandan esta gente».
Años más tarde y a su regreso del Pachuca de México, su exitosa carrera como entrenador terminó abruptamente y no volvieron a llamarlo para dirigir: «Siento que me jubilaron antes de tiempo, pero yo tengo la esperanza de dirigir otra vez.
No hago otra cosa que respirar fútbol», indicó en aquel entonces.