El Gobierno argentino puede dar un giro limitado hacia la ortodoxia tras el resultado en las elecciones legislativas, pero se mantendrán las expectativas inflacionarias y la suba del dólar, según los primeros análisis realizados por bancos de Wall Street.
Los analistas financieros observan como positivo el triunfo que la oposición tuvo en gran parte del país y la modificación del mapa legislativo, en especial la pérdida del quórum propio por parte del oficialismo en el Senado.
Pero si bien creen que el Gobierno cuidará más el frente fiscal, aguardan más inflación y una suba del dólar oficial.
«Un giro hacia la ortodoxia pero limitado», es el consenso de los primeros análisis que circularon sobre el resultado electoral.
En ese marco, los títulos de la deuda argentinos repuntaban y el riesgo país bajaba.
Los análisis de los bancos de inversión observan mayores probabilidades de un acuerdo con el FMI.
Pero también dudan de que se imponga un programa económico «creíble» para los inversores.
Los análisis de bancos y fondos de inversión consideran que el resultado puede ser positivo para el mercado y para las probabilidades de un acuerdo con el FMI.
Pero coinciden en que serán necesarias reformas que permitan dotar de sostenibilidad al modelo económico.
Para los analistas de Goldman Sachs, el resultado es inicialmente positivo para los mercados.
Alberto Ramos, economista de ese banco de inversión, describió un panorama positivo, pero alertó sobre los niveles de volatilidad elevado.
Dijo que los resultados de las elecciones de mitad de período en la Argentina reflejan el rechazo de los ciudadanos a la actual combinación de políticas y probablemente serán tomados por el mercado como «positivo».
«Una composición del Congreso más favorable a los mercados podría conducir a controles y equilibrios más eficaces y, en última instancia, a un cambio de régimen político en 2023, pero también existe el riesgo de políticas más populistas a corto plazo», sostuvo Ramos.
Dijo que perder el control del Congreso obligará al gobierno a negociar con una oposición más fuerte y que podría llevar a un proceso de elaboración de políticas ruidoso y volátil».
Por su parte, el banco de inversión JP Morgan estimó que la derrota oficialista fuerza al Gobierno a redefinir el programa económico.
Consideró que «el hecho de que la oposición ganara las elecciones a nivel nacional y la coalición gubernamental perdiera la mayoría en el Senado ayuda a revisar las probabilidades sobre la cuestión del camino político más probable a seguir».
El analista Diego Pereira dijo que el Gobierno deberá «evaluar la probabilidad de una combinación de políticas más pragmáticas o radicales a futuro».
Consideró, además, que la probabilidad de una «radicalización heterodoxa con una autarquía financiera casi completa, es decir, que Argentina entre en mora con el FMI, disminuye después de estos resultados».
Pero aclaró que «esto no quiere decir que el gobierno vaya a modificar la combinación de políticas en los próximos días y aplicar un programa ortodoxo en el futuro».
Estimó «probable que el gobierno tarde algunos días o semanas en reconstituir el reparto de poder interno en la coalición de gobierno».
Además, señaló que el oficialismo «tendrá que negociar con terceros partidos y, eventualmente, con el bloque de Juntos, para la gobernabilidad».
«Creemos que la idea de caer en la morosidad con el FMI no tendrá apoyo político después de estos resultados», señaló.
Sobre el escenario más probable, dijo que «podría caracterizarse como un cóctel de políticas heterodoxas combinadas con pinceladas de consolidación fiscal limitada».
Señaló que «un esfuerzo político mínimo destinado a asegurar un acuerdo con el FMI podría evitar las nefastas implicaciones de la autarquía financiera, pero sería insuficiente para asegurar una tendencia creíble a la baja de la inflación y, por tanto, un crecimiento sostenible sobre la base de un stock de capital creciente».
BTG Pactual, por su parte, estimó que el resultado de la elección será «bien recibido por los inversores, aunque el escepticismo continuará».
Dijo esperar que «acelere la suba del dólar en el corto plazo y que haya una devaluación en enero o febrero».
Pero advirtió que los inversores «seguirán siendo escépticos y esperarán a ver la reacción del gobierno, en un contexto en el que la presión sobre las tasas y el tipo de cambio continuará».