El músico y cantante de origen italiano Luca Prodan se destacó por estar al frente de Sumo, una de las bandas emblemáticas de aquella primavera cultural que supo sacudir la escena rockera local. Pero en los escasos años que estuvo en la Argentina, el Pelado también supo incursionar en la actuación y formó parte de un corto grabado y estrenado hace 35 años y que contó con la participación de gran parte de los actores que animaban el legendario Parakultural.
En 1985 «La Historia Oficial» ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera y los flashes de las cámaras obviamente se fueron con sus protagonistas, Norma Aleandro y Héctor Alterio, y con su director, Luis Puenzo. En el largo listado de nombres de los créditos, aparecía un joven llamado Rodrigo Espina, que estuvo encargado del casting y consiguió a la actriz que hizo de la pequeña Gaby.
Un año después, el mismo Espina, que tenía una productora de castings, encaró un proyecto que tiempo después se volvería en un material de culto. «El día que reventaron las lámparas de gas» es un cortometraje de menos de 15 minutos que se destaca por un persona secundario, que sólo aparece al final del film: Luca Prodan.
El corto cuenta la historia de un hombre, interpretado por Luis Ziembrowski, que mientras espía a una mujer, ve cómo la asesinan: por estar en el momento y el lugar equivocado termina siendo detenido como el autor del crimen, mientras el verdadero asesino, Marcos Woinsky, disfruta de la libertad. El líder de Sumo tiene pocos minutos de pantalla e interpreta a uno de los policías que detiene a Ziembrowski.
A 35 años de su rodaje y estreno, Espina contó a NA la historia detrás de ese corto que se volvió una película de culto para todos los amantes e interesados en la vida de Luca Prodan.
«La injusticia siempre va a estar en cualquier obra, libro o película», explicó el cineasta sobre la trama del film, a la vez que señaló que la estética «es de un cómic. Por su estructura, su narración, el uso de la música. Es una historia humilde, no es una gran historia». «En ese momento yo era un gran lector de la revista El Víbora», añadió.
Pero, ¿cómo un joven cineasta termina involucrando en su proyecto al cantante de una de las bandas más destacadas de aquellos años? Una vez en la estación de Once, Espina vio a un grupo de personas alrededor de un pelado que contaba una historia sobre África y los tenía absortos: años después, en 1985, Espina fue al Festival Rock & Pop que se hizo en el estadio José Amalfitani, de Vélez Sarsfield, y ahí conoció a Sumo. Y también se dio cuenta de que ese cantante parado sobre el escenario era aquel juglar de la terminal ferroviaria.
Tras ese recital, pensó en la idea de que Prodan se sumara al elenco de «Lámparas». «Un día estábamos con Jorgelina (Pochintesta) en el balcón de la productora, hablando del corto.
Pasó Luca con unas bolsas y Jorgelina bajó corriendo a buscarlo.
Al rato vino y me dijo: `Esta tarde viene para acá´», rememoró Espina.
«El corto fue el comienzo de nuestra amistad. Ese día fumamos, nos reímos, le conté la trama, que era un lector de El Víbora. Y después nos empezamos a ver más seguido», agregó el director de cine, quien en esa época recibió el ofrecimiento de Prodan para que filmara los recitales de Sumo.
Rodrigo Espina era uno de los tantos jóvenes que se movía en el Parakultural, el mítico centro cultural del under que marcó a toda una generación. Sumado a que tenía una productora de casting, todo fue bastante sencillo para avanzar con el cortometraje: «No tuve que hacer mucho para conseguir los actores». Y aclaró: «Fue todo de onda, nadie cobró. Éramos todos jóvenes y lo hicimos por amor».
El rodaje del corto se extendió por cinco días en cuatro locaciones distintas, entre las que se destaca el complejo Piedrabuena, en Villa Lugano. Tras juntarse una noche en el Parakultural, Espina y los actores emprendieron rumbo hacia el barrio del sur porteño, previo paso por la productora, en Sarmiento y Montevideo: llegaron al Piedrabuena cuando estaba amaneciendo.
«En la primera charla ya me di cuenta que sabía de cine. Luca era un tipo muy culto. Después, aportó en la filmación, en la música: con algunos de los Sumo hicieron algunos sonidos, algunas cosas para la película», relató el cineasta a Noticias Argentinas.
El rol interpretado por Luca Prodan fue el de una suerte de policía, encargado de correr a Luis Ziembrowki por la terraza del Piedrabuena, y estaba basado en una película francesa de comienzos de la década del 80: «En Diva, de Jean-Jacques Beineix, había un personaje, el que hacía de malo, que era pelado y siempre andaba con auriculares». Aunque ésta fue la primera vez que tuvo un papel específico, el italiano ya había formado parte de una película: en 1971, el maestro Federico Fellini filmó «Roma» y en una escena retrató a un grupo de hippies en la Piazza di Spagna, en donde se puede reconocer a Prodan con pelo largo y tocando una flauta.
Después del corto, el italiano y Jorgelina Pochintesta, que trabajaba con Espina en la productora, se pusieron a salir. El detalle es que ella y el director habían estado en parejas hasta hacía poco tiempo. «¿A Rodrigo no le molestará?», fue una de las primeras cosas que le preguntó Luca a Jorgelina.
El desempeño de Prodan en «Lámparas» sorprendió a Espina: «Luca podría haber sido un buen actor. Lo hizo con mucho amor, muchas ganas». El italiano no estaba alejado del mundo de la actuación: no sólo le gustaba ver películas, sino que su hermano menor, Andrea, tuvo una destacada carrera en el área.
«Me gustó mucho hacerla, porque me divierte filmar, y también mostrarla, presentarla», destacó el cineasta, que eligió proyectar «Lámparas» en el Parakultural: esas noches duraron pocas semanas, por un accidente que casi elimina la actuación de Luca de la historia.
«En la última presentación en el Parakultural se le cayó un vaso de cerveza encima al master. Hoy ni recuerdo mi reacción de ese momento. No tenía ninguna copia de la película, pero sí me quedaba el material crudo, las escenas. A los dos años tuve que volver a compaginar todo: por suerte me acordaba de todo. Tenía las tomas y lo rearmé de memoria. El corto que se puede ver en YouTube no es el original, pero es prácticamente la misma película», contó el director de cine.
Y añadió: «Fue todo un delirio y no tenía ganas de reeditarlo: iba a gastar tiempo en volver a armar un corto que ya había estrenado dos años antes».
Luego de esa segunda versión, Espina presentó «Lámparas» en un concurso de cortos en el San Martín: «Tuve la antipatía de ir a quejarme ante el jurado porque no había ganado», recordó entre risas.
En estos 35 años de vida, «la deben haber visto solamente los fanáticos de Sumo, lo que por un lado es bueno, porque forma parte del mundo Luca», analizó el cineasta, quien destacó que «se aprovechó casi todo lo que se filmó. Mucho de lo que se descartó está en `Luca´», la biopic que hizo Espina sobre el líder de Sumo.
«Lámparas» fue la única oportunidad en la que el italiano pudo meterse en el mundo de la actuación, ya que la muerte lo encontró un año después, el 22 de diciembre de 1987 en la casona de Alsina 451, a escasos metros de la Plaza de Mayo: mañana se cumplirán 34 años de esa jornada que puso de luto al rock nacional. .
Su fallecimiento dejó trunco un proyecto del que habían hablado Espina y Prodan: un nuevo cortometraje. «Era una historia de una función de cine que se corta, entonces se mostraba qué hacían los personajes ante eso. Otra vez iba a estar medio Parakultural», reveló el cineasta.
Ahora, a 35 años de aquel corto de culto, Espina vuelve a embarcarse en una película independiente, a la que definió como «una tragicomedia rockero-literaria». El film tendrá la participación de reconocidas bandas, como Las Pelotas y Las Pastillas del Abuelo, y también incluirá textos literarios. «No cobra nadie. Todos por amor al arte. Todos con la camiseta puesta.
Volví a `Lámparas´», señaló el director, que prevé estrenar su nueva obra en aproximadamente un año.