Al cumplirse cuatro meses de su reunificación, la CGT se encuentra casi paralizada, con los dirigentes de sus diferentes facciones manejándose por separado y con diferencias sobre varias cuestiones, entre ellas el acuerdo sellado con el FMI.
Durante el congreso normalizador del 11 de noviembre en Parque Norte, el secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, al ser consultado sobre cuánto iba a durar la unidad de la central, mitad en broma, mitad en serio, respondió: «Seis meses».
Lo cierto es que transcurridos cuatro meses, las viejas tensiones entre dialoguistas y combativos ya afloraron otra vez y la CGT lejos quedó de mostrar cohesión en estos últimos tiempos.
Pablo Moyano encabezó varias reuniones en la oficina que se le designó en la sede de Azopardo, pero todas ellas con dirigentes de gremios de su sector, el FRESIMONA, y con una agenda propia, sin presencia de representantes de otros sectores de la conducción de la CGT.
Semanas atrás, el judicial Julio Piumato lideró un acto propio en Azopardo, en reclamo de que se cierren las causas contra Isabel Martínez de Perón que la implican por la Triple A, también sin presencia de otros dirigentes de peso de la central, en otra muestra de que cada dirigente viene utilizando el edificio cegetista para sus iniciativas personales.
Otros datos alarmantes son que desde que existe la nueva conducción colegiada de Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano solo compartió una foto con los tres juntos y en lo que va del año no hubo ninguna reunión de Consejo Directivo.
Según trascendió, todavía sigue sin haber una fecha para la primera reunión formal de la cúpula cegetista del año (segunda de la nueva conducción), pero se haría en las próximas semanas.
En ese marco, las tensiones vienen asomando ya que esta semana Daer y Acuña encabezaron dos reuniones de «mesa chica», es decir de dirigentes de los «gordos» e «independientes» y sus aliados, sin la participación de Pablo Moyano ni otros representantes de su sector.
Allí analizaron con preocupación las diferencias que se vienen registrando con el moyanismo en estos primeros pasos que viene dando la central tras su reunificación, que por primera vez en décadas exhibió la inclusión de casi todos los gremios importantes, con la sola excepción de la UATRE.
Lo que generó malestar en los dirigentes «dialoguistas» de la central fue el faltazo de Pablo Moyano a la Comisión de Diputados en la que dirigentes de la central fueron a manifestar su apoyo al gobierno de Alberto Fernández y al acuerdo que cerró con el FMI.
Al parecer, el hijo de Hugo Moyano se excusó al señalar que no conocía de antemano el texto del acuerdo, como para ir a defenderlo.
Así las cosas, las diferencias que arrastran desde hace muchos años los distintos sectores cegetistas siguen a flor de piel pese a la reunificación y el futuro de esa unidad parece entrar en un sendero de incertidumbres.