La Corte Suprema de Justicia confirmó condenas para uno de los jefes de la banda conocida como «Los Monos» y otros narcotraficantes.
El máximo tribunal, en un fallo unánime, declaró «inadmisible» un recurso presentado por Ariel Máximo «El Viejo» Cantero, quien había sido condenado por un tribunal oral de Rosario a diez años de prisión, en uno de los procesos que afronta, por los delitos de «secuestro extorsivo, agravado por haber sido cometido con la intervención de -al menos- tres personas».
El tribunal también dejó firme una condena de un tribunal oral porteño contra Carlos Alberto De Lillo, a 12 años de cárcel por «tráfico de estupefacientes en su modalidad de preparación y comercialización, tenencia ilegítima de 12 documentos de identidad y una cédula de identidad ajenos».
De Lillo, en rigor, había sido condenado a ocho años y medio, pero la pena se incrementó porque se unificó con una condena anterior.
Este sujeto permaneció cinco años prófugo en otra causa en la que estaba acusado por el intento de enviar tres kilos de cocaína a España a través de un transporte humano, comúnmente conocido como «mula».
La Corte también ratificó las condenas para los hermanos Hugo Fernando, Néstor Rubén y Franco Nicolás Espíndola, a quienes un Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia les aplicó penas de entre seis y seis años y medio de cárcel como coautores del delito de «comercio de estupefacientes agravado por la intervención organizada de tres personas».
Los hermanos comercializaron al menudeo tizas de cocaína (en un allanamiento se secuestraron 30 kilos formateados bajo esa modalidad) provistas por dos personas que mantenían una cocina en la provincia de Buenos Aires.
Finalmente, el máximo tribunal también rechazó los recursos de «queja» presentados por los hermanos Tomás y Fernando Guerrero y Claudio Omar Cortés, condenados a penas de 16 años de cárcel por «transporte de estupefacientes agravado por el número de personas intervinientes».
A los tres y a otros integrantes de la organización se les secuestró un cargamento de 865 kilos de clorhidrato de cocaína listos para ser despachados en un camión, que también fue decomisado.