Monte Longdon, una elevación rocosa de 186 metros sobre el nivel del mar ubicada ocho kilómetros al oeste de Puerto Argentino, fue el escenario de la batalla más cruenta de la Guerra de Malvinas y de la que hoy se cumplen 40 años.
Tras el fallido desembarco británico en Bahía Agradable el 8 de junio de 1982, que quedó en la historia como «el día más negro» de la Flota inglesa debido al certero accionar de los pilotos de la Fuerza Aérea Argentina, las tropas imperiales comenzaron un sigiloso acercamiento terrestre hacia Puerto Argentino.
Sabiendo que la posición argentina en Monte Longdon esperaba un ataque desde el norte, los ingleses decidieron realizar una suerte de pinza por el este. Como accionar previo, desde el mar el fuego de artillería naval había caído sobre la elevación rocosa donde estaba apostada la Compañía «B» del Regimiento de Infantería 7: en su mayoría eran soldados conscriptos duramente afectados por el frío y la falta de comida.
El plan británico debía ejecutarse con suma cautela en medio de la medianoche del 12 de junio y teniendo la precaución de no pisar una mina antipersona ubicadas en las inmediaciones de esa elevación, ya que además de perder a un combatiente, serían advertidos sus movimientos.
El Tercer Cuerpo de Paracaidistas británicos, que había desembarcado en Puerto San Carlos, pretendía tomar la posición argentina de Monte Longdon con la mayor sorpresa posible. Ante el avance nocturno, los radares argentinos detectaron movimiento, pero desde el puesto de combate de Puerto Argentino aseguraban que se trataba solamente de ovejas pastando por la zona.
En medio de la fría y oscura noche del 11 de junio, una explosión y un grito desesperado despertaron a algunos de los jóvenes combatientes argentinos: el británico Brian Milne pisó una mina antipersonas, perdió una pierna y delató el avance inglés.
Inmediatamente después se desató el infierno sobre Monte Longdon: miles de disparos fueron realizados desde ambos bandos.
Las balas trazadoras iluminaron el cielo malvinense. «Parecía Navidad», grafican los veteranos que estuvieron allí.
Durante largas horas, hasta entrada la mañana, la elevación rocosa vio disparos, explosiones, combates cuerpo a cuerpo, muertos y heridos.
Cuarenta dos soldados argentinos entregaron su vida en esta batalla, a la que le sucedieron los combates en Dos Hermanas y Monte Harriet, derrotas bélicas que representaron la penetración británica en la última línea de defensa de Puerto Argentino (junto con Tumbledown).