La Pontificia Comisión para la Protección de Menores publicó, este martes 29 de octubre, su primer informe anual integral desde su creación en 2014. En unas 50 páginas, el documento presenta los resultados de investigaciones y estudios realizados en los cinco continentes, tanto en las diversas comunidades eclesiales como en la Curia Romana.
El informe es el resultado de los esfuerzos de un grupo de trabajo liderado por Maud de Boer-Buquicchio, una experimentada defensora de los derechos de los menores. Como símbolo de la resiliencia de las víctimas, un ejemplar de árbol baobab adorna la portada del informe.
El Papa Francisco encargó a la comisión mejorar los estándares de protección en todo el mundo y desarrollar medidas para prevenir de manera sostenible los abusos dentro de la iglesia. El organismo se esfuerza por dar voz a las víctimas de abusos ,al tiempo que establece las reformas necesarias y una cultura de protección.
«Queremos facilitar a las víctimas el acceso a la información», dice el documento, lo cual quiere que toda la información relativa a los interesados sea accesible, por supuesto manteniendo la protección de los datos.
Al mismo tiempo, el informe aborda la «necesidad indispensable» de establecer responsabilidades claras dentro de las estructuras de la iglesia. En ese sentido, para tratar los casos de abuso de manera eficiente y rigurosa, se requiere una cooperación más estrecha entre las autoridades vaticanas.