Los alimentos lideraron los aumentos de precios en el AMBA de los últimos doce meses, con marcada preponderancia en frutas y hortalizas, rubro donde la naranja se disparó 229,1%, casi seis veces el nivel general.
La información fue dada a conocer por el Instituto para el Desarrollo Económico y Social de Buenos Aires (IDESBA), vinculado a la CTA bonaerense, al destacar que quince de los diecinueve alimentos cuyos precios aumentaron más que el nivel general, son «productos frescos no procesados».
Los incrementos estuvieron encabezados por frutas y hortalizas (naranja, batata, limón, manzana, cebolla, papa, zapallo) y los cortes de carne vacuna, seguidos por los precios de otros productos frescos como el filet de merluza y el pollo.
Si bien las alzas estuvieron encabezadas por productos típicamente estacionales, como las frutas, IDESBA advirtió que debe descartarse ese efecto en la medición al tratarse de un período anual.
«La estacionalidad puede explicar subas repentinas en algunos meses del año, pero no en todo el año», indicó al respecto.
Cinco alimentos (excluyentemente frutas y hortalizas) tuvieron entre marzo de 2020 y el mismo mes de 2021 incrementos en sus precios superiores al 100%.
Además del 229,1% de la naranja, en el lote figuran la batata con el 180%, el limón con el 165,9%, la manzana deliciosa con el 136,4% y la cebolla con el 128,9%.
Del sexto al noveno puestos se ubicaron cuatro cortes de carne vacuna: asado (93,2%), paleta (80,8%), nalga (74,4%) y cuadril (73,7%), en tanto en el décimo lugar vuelven las hortalizas con la papa y una suba del 70,1%.
Los productos elaborados quedaron relegados ante la predominancia de los frescos.
El de mayor incremento de precios fue el salame, en la decimocuarta posición con un 52,7%, seguido en el decimoquinto puesto por el tomate entero en conserva (52,3%).
Levemente por encima del 40,4% del promedio general para la región del Gran Buenos Aires se ubicaron en el decimoctavo lugar el vino común (42,3%) y en el decimonoveno el jamón cocido (41,7%).
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Impacto social.
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Para IDESBA esta desigualdad en la suba «se trata también de un problema de salud, ya que estos precios relativos promueven una dieta con mayor contenido de productos procesados y envasados (arroz, fideos, harinas) que resultan menos saludables que los productos frescos».
La solución de los problemas sociales que derivan de una inflación liderada por los alimentos y que, en consecuencia, afectan a los sectores más vulnerables de la población, «requiere de la coordinación en distintos niveles», sostuvo la entidad.
Asimismo, IDESBA remarcó que la tarea «involucra a distintas instancias de gobierno (nacional, provincial y municipal), las organizaciones sindicales, sociales y del campo popular en general».
Sostuvo que esas entidades «pueden contribuir a ello tanto de manera indirecta -demandando a los gobiernos medidas concretas sobre este tema- así como de forma directa a través del impulso a distintas iniciativas a nivel local o regional».