La Selección argentina masculina de básquetbol logró esta madrugada desbloquearse en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y, con una sólida actuación recuperando las bases de su juego, superó a los anfitriones Japón por 97-77 para clasificar a los cuartos de final, donde será rival de Australia.
Los dirigidos por Sergio «Oveja» Hernández tuvieron en el base cordobés Facundo Campazzo la conducción y contundencia necesaria para dar el salto de jerarquía que requería este juego, después de una racha adversa que incluyó derrotas en los partidos de preparación y los cruces ante Eslovenia y España, con duros resultados.
En la mañana argentina, luego de finalizada la jornada con el triunfo de Eslovenia sobre España, se realizó el sorteo de los cruces de los cuartos de final, donde la Albiceleste quedó encuadrada con Australia (el martes a partir de las 9:00), que ganó el grupo B con tres victorias sobre Italia, Alemania y Nigeria.
Hay un antecedente cercano con los oceánicos y fue en la preparación de estos Juegos Olímpicos, hace algunas semanas atrás en Las Vegas, Estados Unidos. .
«Ya con Australia jugamos en Estados Unidos, perdimos en la última pelota. Tanto ellos como Francia son dos candidatos, equipazos, candidatos a podio. Pero ahora estamos los ocho mejores del mundo y todos somos candidatos. Ninguno se va a sacar la chapa de encima», había analizado el entrenador Sergio «Oveja» Hernández, antes del sorteo que no tuvo transmisión oficial y fue anunciado a través de Twitter.
En caso de avanzar, el azar determinó que Argentina espere por el ganador de España-Estados Unidos, mientras que por la otra llave jugarán Francia-Italia y Eslovenia-Alemania.
Lo cierto es que «El Alma» recuperó algo de la memoria que lo llevó a ser subcampeón del mundo hace dos años atrás, en el momento indicado para meterse entre los ocho mejores del torneo, dejando sin chances a Japón, conducido por el argentino Julio Lamas.
«Tenemos una oportunidad y queremos aprovecharla. No sabemos aún contra quién será pero vamos a pensar en nuestro juego y en lo que podemos hacer», expresó Campazzo, quien valoró el trabajo albiceleste. «Hicimos un buen partido. Nos pasamos bien la pelota. Sabíamos que íbamos a evolucionar a medida que pasaran los encuentros», completó.
La principal mejoría del equipo albiceleste fue en ataque, donde anotó 97 puntos, con 39 por ciento en triples -había tenido 16% en los dos primeros juegos- y varios rendimientos muy interesantes como el de Campazzo, que quedó a tres rebotes del tercer triple doble en la historia olímpica (sumó 17 puntos, 11 asistencias –empató la mejor marca olímpica argentina- y siete recuperos),.
El capitán Luis Scola aprovechó cada oportunidad que le dio la defensa nipona hasta aportar 23 puntos y 10 rebotes, Marcos Delía tuvo momentos de un rol protagónico (14 puntos y siete rebotes) y otros, como Brussino (8 puntos) y Deck (16), gozaron de sus ratos interesantes para hacer olvidar la ausencia de Patricio Garino por lesión.
Argentina arrancó estando a la altura de lo que pedía el juego, jugando con carácter, mentalidad y sin ataduras. El camino lo marcó Campazzo, desatado, con fe y soltura. Metió dos triples desde la esquina para tomar confianza y luego atacó una defensa que daba espacios. Puso a jugar a Delía, quien aprovechó las licencias locales y anotó 10 puntos en el primer cuarto.
Scola se sumó al buen arranque, con dos bombas, y la Selección, cómoda, no tuvo dramas cuando Japón alternó individual con zona para ganar el parcial por 26-16. El rival sufrió un arranque con dudas y la nula eficacia de sus figuras: Hachimura tuvo 0-4 de campo y Watanabe, 0-2, ambos muy bien defendidos por el equipo nacional.
Los japoneses, sin tanto orden ni peso físico, siguieron dejando opciones de anotación a los nuestros, que sumaron confianza y mantuvieron una interesante eficacia. Scola, por caso, metió su tercera bomba sin fallos y el equipo sacó 13 (40-27), aunque no pudo escaparse porque sumó algunas pérdidas y permitió varios contrataques nipones.
Lo bueno que hizo en los primeros 10 minutos se desdibujó en la última parte de la mitad inicial, porque tuvo algunos apuros y desconcentraciones defensiva, lo que hizo que Japón se fue abajo sólo por 8 (46-38), aunque siempre pareció que el equipo podía tener el control a partir del talento individual, la experiencia y roce de sus jugadores.
La defensa zonal del local y la baja eficacia argentina hicieron que Japón achicara peligrosamente el margen pero Marcos Delía, habitualmente un obrero silencioso, tomó un rol protagónico, como en el primer cuarto, hasta llegar a los 14 puntos y seis rebotes.
Una bomba de Campazzo y una asistencia para una llegada profunda de Deck le dieron ventaja de 13 (57-44). Aun en un juego irregular, Argentina volvió a estirar la diferencia cuando Brussino, con más confianza, clavó dos tiros lejanos para estirar la diferencia.
Campazzo y Scola, los líderes del equipo, aparecieron en el último para definir el duelo y asegurar el pasaje. El base cordobés volviendo a ser el diferente, hizo de todo y «Luifa» aprovechó cada ocasión que le dio la defensa para que Argentina sacara 18 puntos.
Los minutos del final sirvieron para terminar de disfrutar el triunfo, sin sufrir, y el hurra del cierre demostró que el equipo necesitaba esta victoria para sacarse la mufa y sumar confianza para el cruce, donde cualquier cosa puede pasar.