El poder adquisitivo de los trabajadores se redujo un 4,1% en los últimos doce meses, pero tuvo una mejora del 2,3% en el primer semestre, de acuerdo con las mediciones realizada por la Fundación Libertad y Progreso (LyP) en base a datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La medición del Índice de Nivel de Vida de los Trabajadores (INVT) se toma comparando la evolución de los salarios y la Canasta Básica Total (CBT), utilizada para determinar la línea de pobreza.
De la comparación de las dos variables, surge un preocupante deterioro del nivel de vida en plazos más largos, ya que desde agosto de 2013 la caída del INVT fue del 44%.
Por tal razón, LyP remarcó que en los últimos años «los trabajadores se han aproximado a la línea de pobreza» tanto por la pérdida de valor del peso como por los bajos niveles de inversión.
En comparación con mayo, el INVT de junio tuvo una caída del 1,4%, en tanto si la comparación se realiza frente a la Canasta Básica Alimentaria (CBA, que marca el tope de la indigencia), la caída interanual es del 7,6% y el crecimiento del primer semestre se reduce al 0,1%.
«Luego del fuerte golpe que recibieron los salarios en 2020 por la pandemia, muchas actividades que se vieron restringidas por las políticas de distanciamiento, paulatinamente se flexibilizaron», señaló LyP en la presentación del índice.
No obstante, la entidad precisó que esa recuperación «es mucho menor respecto de mayo debido a que dos de los sectores que más empleo generan en nuestro país, construcción y manufacturero, todavía se vieron golpeados por las medidas restrictivas».
«Además, cabe recordar que el sector de servicios todavía no ha podido recuperarse de la crisis del año pasado», advirtió.
Para la economista Natalia Motyl, «es dramática la situación de los trabajadores argentinos hoy», además de resaltar que desde la asunción del presidente Alberto Fernández «el nivel de vida se ha diluido en 1,2%, resultado, fundamentalmente, de las medidas restrictivas implementadas en 2020».
«Mientras continuaban las reuniones sociales en Olivos, a la gente no les permitían trabajar. Hoy vemos las consecuencias de dichas decisiones: una población empobrecida», añadió.
La fundación reclamó «reformas estructurales para revertir el rumbo que lleva la Argentina» y planteó que de no llevarlas a cabo, «lo más probable es que luego de las elecciones de este año, la caída sea estrepitosa».
En ese sentido, el director ejecutivo de LyP, Aldo Abram, remarcó el carácter «coyuntural» de las medidas tomadas de cara a los comicios de noviembre, «como reabrir las paritarias» que implicará «una primera recomposición de los ingresos que, luego, se va a licuar con la inflación».
«El problema es que no solamente hay un empobrecimiento porque les quitan poder adquisitivo a los pesos para financiar los excesos de gasto del gobierno», indicó, para agregar que «los bajos niveles de inversión hacen que cada vez los trabajadores produzcan menos y, por ende, cobren menos, porque, por ejemplo, empiezan a hacerlo con máquinas y tecnología vieja o ‘atada con alambre’».