Pese al deseo de la precandidata a diputada nacional de Juntos por el Cambio María Eugenia Vidal de lograr un «gran bloque de 120 diputados que le ponga un límite» al gobierno de Alberto Fernández luego de las elecciones, la realidad es que la coalición opositora se enfrenta a un escenario menos optimista, y en todo caso un objetivo más realista sería conservar la tropa de 115 legisladores propios en la Cámara baja.
«Veo muy difícil ese número. El PRO puede crecer algo. La UCR seguro que no», reconocieron a NA fuentes parlamentarias de Juntos por el Cambio consultadas sobre la frase que lanzó este miércoles Vidal al presentar sus propuestas de campaña.
Según indicaron, «es re complicado hacer números con este nivel de apatía, pero mucho no va a cambiar» el panorama.
Lo cierto es que los números hablan por sí solos. En las provincias que reparten pocas bancas, no se esperan sorpresas y la distribución de escaños imitaría exactamente a la ocurrida en las elecciones del 2017, que son las que ahora se revalidan.
Sin embargo, Juntos por el Cambio enfrenta varios paradas de riesgo en provincias clave, donde podría dejar bancas en el camino, ya que en 2017 hizo una gran performance ayudados por la tracción que significaba ser oficialismo a nivel nacional.
En Córdoba, por ejemplo, Cambiemos obtuvo en 2017 el 51,32%, adjudicándose cinco de las nueve bancas que repartía la provincia.
Repetir ese porcentaje representa todo un desafío en una provincia donde pisa fuerte el oficialismo de Hacemos por Córdoba y que tiene como tercero en discordia, aunque más alejado de la puja, al Frente de Todos.
El mismo escenario se repite en Santa Fe, donde Juntos por el Cambio expone cinco de las nueve bancas en juego. Revalidar esos cinco escaños dependerá no solo de una buena cosecha de votos propia sino también de que se consolide la tendencia a la debacle del Partido Socialista y el Frente Progresista.
Si en Córdoba y Santa Fe Juntos por el Cambio tiene expectativas fundadas para mantener su actual representación en la Cámara de Diputados, en Entre Ríos la situación viene más complicada.
En 2017 Cambiemos ganó la elección legislativa y se hizo con tres de las cinco bancas en juego, pero ahora el oficialismo confía en revertir ese resultado y de hecho las encuestas vaticinan un escenario inverso al de hace cuatro años.
La Ciudad de Buenos Aires es un bastión histórico del PRO y de sus aliados, pero el problema es que este año debe revalidar 10 bancas; es decir, no solamente las ocho obtenidas por Vamos Juntos sino además las dos de Evolución de Martín Lousteau, que en esa contienda había competido por afuera del oficialismo porteño.
No es una tarea imposible y de hecho la expectativa está puesta en refrendar la representación parlamentaria por la Ciudad, pero las ambiciones que por derecha propone Javier Milei son una factor que amenaza con escamotearle una banca a Juntos por el Cambio.
En Chaco, es bastante probable que Juntos por el Cambio pierda una banca porque en 2017 el peronismo fue dividido entre el PJ y Unidad Ciudadana, y ahora en unidad es amplio favorito a quedarse con tres de las cuatro bancas en juego.