La Real Academia Española (RAE) ratificó su postura de rechazo al lenguaje inclusivo mediante una respuesta a la consulta de un usuario de una red social.
La RAE consideró que el masculino gramatical «está firmemente asentado» y «no supone discriminación sexista alguna».
Un hombre llamado Claudio Ruiz realizó una consulta al sitio de Twitter de la entidad que rige la lengua española en la que contenía ya una carga negativa en cuanto a la nueva modalidad en el habla: «Hola, RAE informa, tengo una duda: este famoso lenguaje inclusivo, ¿Es una jerigonza o un galimatías?».
«Lo que comúnmente se ha dado en llamar ‘lenguaje inclusivo’ es un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna», expresó la entidad.
La RAE ya se había manifestado en oposición al lenguaje inclusivo, una modalidad impulsada por sectores feministas y que abogan por la no discriminación sexual que tiene como característica reemplazar la o por la e en palabras como todos (todes) o nosotros (nosotres).
«El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical (‘chicos’) ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género», expresó la entidad el 14 de diciembre de 2020.
La postura de la RAE también había sido plasmada en enero de 2020 cuando existió una intención de modificar el texto de la Constitución de España e incorporar el lenguaje inclusivo.
«El lenguaje utilizado en la Constitución es claro e inteligible y, a pesar del tiempo transcurrido desde la redacción del texto, no plantea en la actualidad problemas serios de interpretación literal. No hay, pues, razones gramaticales ni de inteligibilidad semántica que obliguen a modificar su redacción», había indicado entonces.
A pesar de la resistencia de la RAE, en los últimos tiempos el lenguaje inclusivo ganó terreno en ámbitos oficiales y educativos argentinos, donde es aceptado su uso en clases, cátedras y documentación.