Las condiciones financieras de la economía argentina volvieron a empeorar en septiembre último y sumaron tres meses consecutivos en caída, de acuerdo con un informe difundido hoy por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
El Índice de Condiciones Financieras (ICF) que elabora esa entidad, cayó por tercer mes consecutivo y pasó de -32.1 a -33.2, volviendo así a los niveles de mayo de este año.
En septiembre, empeoraron las condiciones internacionales, pero mejoraron marginalmente los indicadores locales.
Por caso, el subíndice de condiciones locales siguió en zona de stress por amplio margen, ubicándose en -64.7, es decir, 5 décimas mejor que en agosto y 2.3 puntos por debajo de junio, el mejor valor de las serie desde las PASO de agosto 2019.
Este indicador tuvo siete variables en crecimiento, dos con caídas y una que quedó en el mismo valor: las que perdieron fueron la devaluación esperada y la brecha cambiaria; por el lado de las mejoras, se destacaron el índice Merval y la inflación núcleo esperada.
Otro factor a tener en cuenta es que luego de la derrota del Gobierno en las PASO, varios indicadores mejoraron, como el riesgo país, aunque luego revirtieron esa mejora.
Mientras tanto, el subíndice de condiciones externas cayó de 33.1 a 31.5, pero está en zona de confort desde hace un año.
Las caídas más fuertes se registraron en materias primas, volatilidad de acciones y liquidez global.
En este marco, el IAEF advirtió que la economía argentina lleva tres años operando en zona de estrés financiero.
A la vez, recordó que la economía siempre creció en forma sostenida cuando las condiciones financieras se mantuvieron en zona de confort durante un lapso prolongado.
En este punto, indicó que 2020 no fue la excepción: con viento de frente internacional en buena parte del año y condiciones negativas locales por los doce meses, el PBI cayó 9,9%.
En 2021, según la entidad empresaria, el rebote «está prácticamente asegurado dado el arrastre estadístico, con la esperanza de mejora por encima del 7% y posiblemente más de 8%».
No obstante, aclaró que el país no podrá aprovechar «esa bonanza» desde el punto de vista financiero «porque no tiene abierto el mercado de capitales internacional».
Por último, consideró que «el gran riesgo» para la Argentina «es que una vez que se ponga más atractiva para los mercados del mundo, con un programa del FMI que reduzca la incertidumbre, las condiciones globales no sean tan auspiciosas como en la actualidad».