El dirigente social Juan Grabois pidió disculpas tras sus declaraciones en las que sostuvo que le «hacía ruido la fortuna de la familia Kirchner», a través de una extensa carta publicada en su cuenta de la red social Facebook.
A menos de veinticuatro horas de haber sido consultado por el patrimonio de los políticos, el referente de la CTEP culpó a los medios de comunicación de tergiversar sus palabras y por «entrecomillar una frase que no se dijo».
«Sólo una cosa publicaron: la respuesta, torpe e imprudente, a la pregunta de un columnista. En tres casos, entrecomillando una frase que no dije. Mi respuesta se usó para dañar -otra vez sopa- a Cristina y Máximo Kirchner», sostuvo el dirigente de la MTE en su extenso comunicado, a la vez que agregó: «Me disculpo con ellos y con todos los compañeros de nuestro campo político-social».
«Hace dos meses no hago declaraciones públicas porque el sistema mediático (casi) siempre te caga. No te deja trasmitir lo que querés trasmitir y te hace decir lo que no querés decir», apuntó. En las mismas líneas, el abogado destacó la labor social de la familia Kirchner, y a manifestó que «cualquier desigualdad le hace ruido».
Asimismo, hizo mención a las disparidades que tiene con ese sector del oficialismo y sostuvo que a diferencia del líder de La Cámpora y la vicepresidenta, milita por una perspectiva «postcapitalista y antiextractivista».
«Cristina siempre ha sido clara en su programa: un capitalismo en serio con una fuerte industria nacional y regulaciones estatales que combine crecimiento económico con inclusión social», destacó.
Y sumó: «No es mi perspectiva, pero es infinitamente mejor al neoliberalismo y perite mejores condiciones para avanzar en la construcción de un humanismo revolucionario dónde seamos humanamente diversos, pero socialmente iguales».
Grabois dejó en claro que en los momentos de «persecución» contra la vicepresidenta «puso la cara» por ella y defendió su «integridad humana y lealtad política a la causa del pueblo».
Además, casi en un intento de justificación, aseguró que estuvo a disposición junto a la exmandataria cuando debió prestar declaraciones en los juzgados de Comodoro Py.
«Que los modales, que la cartera, que esto o aquello. Lo que les molestó siempre fueron sus políticas y su inteligencia estratégica, pero es más fácil dar el debate saliendo por la tangente, buscando lo sucio, sin confrontar ideas sino agravios», señaló el dirigente.
Por su parte, y en contradicción con sus propias palabras, el dirigente de la MTE cerró su columna de opinión afirmando: «Me hacen ruido las desigualdades. Todas. Me hace ruido el oro ensangrentado que adorna más de una Iglesia. Me hace ruido este país, su sistema político, su dirigencia político, social y sindical entre la que me incluyo; pero sobre todo me hace ruido el poder ingobernable de las élites empresariales, judiciales, mediáticas y financieras que manejan el país entre bambalinas sin nunca poner la cara, sin que los vote nadie, que tratan de ablandar o comprar a cuanto dirigente despunta y la odian a ella porque con ella no pudieron».
Por último, Grabois aseguró recibió llamados de varios sectores tras sus dichos, y disparó: «Diálogo sí, amiguismo no. No me interesa. Prefiero un millón de veces la difamación de ustedes y sus empleados que traicionar a nuestro pueblo, a los dirigentes que nuestro pueblo ama y a las convicciones que sostenemos».
La siguiente es la carta completa: .
«Cualquier desigualdad me hace ruido. Por eso milito. Me hacen ruido mis propios privilegios. Me hace ruido este sistema. Me hace mucho ruido la mala leche de la prensa que recorta, desdibuja, tergiversa cualquier declaración para hacer ruido y hacer daño. Me hacen mucho ruido estos fiscales de la moralidad pública a los que nunca les hace ruido su propia conducta ni la de sus empleadores o auspiciantes.
Hace dos meses no hago declaraciones públicas porque el sistema mediático (casi) siempre te caga. No te deja trasmitir lo que querés trasmitir y te hace decir lo que no querés decir. Hoy quise dar mi opinión sobre tres puntos: deuda externa, control de precios y situación de los pueblos originarios. Sin embargo, nada de eso quedó reflejado en los cinco principales portales opositores que reprodujeron un extracto de la entrevista de Radio con Vos. Sólo una cosa publicaron: la respuesta, torpe e imprudente, a la pregunta de un columnista. En tres casos, entrecomillando una frase que no dije.
Como sea, mi respuesta se usó para dañar -otra vez sopa- a Cristina y Máximo Kirchner. Me disculpo con ellos y con todos los compañeros de nuestro campo político-social.
Cristina, Máximo. Con ambos tengo mis diferencias tal vez porque nosotros creemos en una perspectiva poscapitalista y antiextractivista. Cristina siempre ha sido clara en su programa: un capitalismo en serio con una fuerte industria nacional y regulaciones estatales que combine crecimiento económico con inclusión social. No es mi perspectiva, pero es infinitamente mejor al neoliberalismo y perite mejores condiciones para avanzar en la construcción de un humanismo revolucionario dónde seamos humanamente diversos, pero socialmente iguales.
Más allá de todo eso, siempre defendí su integridad humana y lealtad política a la causa de nuestro pueblo y de la patria grande. De todo el espectro político que compone el Frente de Todos, sin duda es la política que ellos expresan la que menos ruido me hace, la que se identifica más con el ideario de mi generación y el Frente Patria Grande.
Durante los peores momentos de la persecución desatada contra Cristina, pusimos la cara por ella porque sabíamos que querían y todavía quieren llevársela puesta para domesticar el movimiento nacional, popular y latinoamericano. Lo mismo hicieron con Lula, Evo y Correa. Pero no solo por eso. Porque creo en su honestidad.
Si no, no hubiera estado en Comodoro Py. Lejos de mí sumarme a la sinfonía de los que ocultan sus intenciones inconfesables promoviendo sistemáticamente agresiones en su contra con cualquier argumento que les venga bien. Que los modales, que la cartera, que esto o aquello. Lo que les molestó siempre fueron sus políticas y su inteligencia estratégica, pero es más fácil dar el debate saliendo por la tangente, buscando lo sucio, sin confrontar ideas sino agravios.
Me hacen ruido las desigualdades. Todas. También me hace ruido haber podido estudiar dos carreras en la universidad y que los hijos de mis compañeros no reciban una educación que les permita leer y escribir. Me hace ruido haber crecido en la abundancia mientras otros no tenían para comer. Me hace ruido tener un techo propio mientras otros que se esfuerzan más que yo no lo tienen. Me hace ruido tener un auto cuando otros tienen que viajar dos horas en tren, bondi o subte. Me hace ruido el oro ensangrentado que adorna más de una Iglesia. Me hace ruido este país, su sistema político, su dirigencia político, social y sindical entre la que me incluyo; pero sobre todo me hace ruido el poder ingobernable de las élites empresariales, judiciales, mediáticas y financieras que manejan el país entre bambalinas sin nunca poner la cara, sin que los vote nadie, que tratan de ablandar o comprar a cuanto dirigente despunta y la odian a ella porque con ella no pudieron.
A los que me escribieron. No crean que me van a endulzar la oreja. Yo sé muy bien como servir a sus propósitos cimenta carreras políticas y blindajes mediáticos. No, gracias. No pierdan el tiempo. No me inviten a sus copetines. Dialogo sí, amiguismo no.
No me interesa. Prefiero un millón de veces la difamación de ustedes y sus empleados que traicionar a nuestro pueblo, a los dirigentes que nuestro pueblo ama y a las convicciones que sostenemos.
Cristina, al menos por ahora, hizo infinitamente más que nosotros por los laburantes, la juventud y los humildes liderando un proceso de ampliación de derechos que nunca debemos olvidar.
Desde luego que no nos conformamos, criticamos lo que faltó, lo que estuvo mal y proyectamos una Argentina mucho mejor que la que ella dejó para el día que nos toque gobernar a nosotros, los hijos y nietos del 2001. Pero estamos en el aquí y el ahora, y yendo al aquí y el ahora, Máximo propulsó casi en soledad un impuesto a las grandes fortunas que permite, entre muchas otras cosas, que hoy 35 mil madres de los barrios populares puedan construir una nueva pieza en su vivienda para combatir el hacinamiento. Está empujando leyes como la de envases, cinturones hortícolas, acceso a la tierra, protección de personas en situación de calle ¿Cómo voy a querer dañarlos si cinchan por nuestra gente? Muy por lo contrario. Los reivindico. Mitad por lo que ellos son, mitad por los enemigos que tienen».