Un equipo internacional de astrónomos obtuvo por primera vez una imagen directa de un exoplaneta recién nacido.
Se trata de 2M0437b, ubicado a más de 400 años luz de la Tierra en la nube molecular de Tauro, una especie de guardería de estrellas jóvenes.
Según sus descubridores, el estudio de la fotografía aumentará la comprensión sobre la génesis planetaria y del sistema solar.
En la imagen, el brillo de la estrella anfitriona (2M0437) fue eliminado en su mayoría para poder distinguir al exoplaneta, mientras que los cuatro destellos en forma de picos son producidos por la óptica del telescopio.
La detección de exoplanetas suele ser complicada incluso para los telescopios de tecnología más avanzada.
El motivo se debe a que la luz de sus estrellas anfitrionas los oculta en la oscuridad cuando estos son pequeños y de órbitas cercanas.
Aquellos que circulan más lejos, por otro lado, son demasiado fríos para emitir radiación infrarroja y ser detectados.
Sin embargo, 2M0437b destaca entre sus pares. Este exoplaneta no solo es mucho más grande que Júpiter y orbita muy lejos de su estrella principal -a una distancia 100 veces mayor entre la Tierra y el Sol-, sino que además está relativamente caliente por la energía liberada en su reciente nacimiento.
Así, el planeta bebé emite débiles pero suficientes infrarrojos para ser visto a 417 años luz de distancia. Según sus descubridores, su calor emitido oscila entre los 1.100 y 1.200 C°, una temperatura similar a la lava del volcán Kilauea en Hawai.
«Al analizar la luz de este planeta podemos decir algo sobre su composición, y quizás dónde y cómo se formó en un disco de gas y polvo desaparecido hace mucho tiempo alrededor de su estrella anfitriona», señaló el autor principal de la investigación y profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Hawái en Mānoa, Eric Gaidos.
En ese aspecto, 2M0437b fue visto por primera vez en 2018 con el telescopio Subaru en Maunakea.
Desde entonces, fue monitoreado en su relación con su estrella principal (2M0437) desde el Observatorio WM Keck, en Maunakea, Hawai.
Aunque aún se necesita una óptica adaptativa más sofisticada para compensar la distorsión de gráfica causada por la atmósfera del planeta, Gaidos resalta que un conocimiento profundo sobre ella pueda suceder pronto con la operación de telescopios de la NASA como el Hubble y el James Webb, pronto a lanzarse. .
El artículo que resume el hallazgo será publicado en la revista Monthly Notices of The Royal Astronomical Society.