El jurado popular declaró culpable al israelí Gil Pereg, acusado por los crímenes de su madre y de su tía, cometidos en enero de 2019 en la provincia de Mendoza, y la Justicia lo condenó a prisión perpetua.
Por unanimidad, el jurado declaró culpable a Pereg por el delito de homicidio agravado por el vínculo y por el uso de arma de fuego.
Tras darse a conocer el veredicto, la jueza Laura Gallardo, a cargo del debate oral, decidió pasar a un cuarto intermedio para poder determinar la pena y luego anunció la condena a prisión perpetua.
Ahora resta determinar si continuará alojado en el Hospital El Sauce, donde está desde hace un año y medio, o si seguirá su tratamiento médico en el complejo San Felipe.
Un rato antes, en la ronda de alegatos, el fiscal Fernando Guzzo había pedido que el jurado popular declarara culpable al hombre que se cree gato, quien llegó al juicio acusado por los crímenes de su madre y de su tía.
El fiscal consideró que Pereg cometió un «asesinato despiadado» con «plena conciencia de la criminalidad de sus actos».
En tanto, la defensa del hombre pidió que lo declararan inocente, y se basaron en la pericia de psicólogos y psiquiatras que determinaron que padece parafrenia y, por lo tanto, sostuvieron que debía ser considerado inimputable.
Los abogados Maximiliano Legrand, Lautaro Brachetta y Sebastián Garro solicitaron además al jurado popular, que si no se inclinaban por la inocencia de Pereg, lo declaren culpable por el delito de «homicidio atenuado».
Tras escuchar los alegatos, el acusado hizo uso de sus últimas palabras y dijo: «A mí me están culpando a la fuerza. Intentan decir que hice cosas que yo no hice. Buscaron la forma de acusarme de la desaparición (de mi madre y mi tía) por eso me hicieron los allanamientos y me secuestraron las armas».
Luego, al querer dar su versión de los hechos, sostuvo que la Policía hizo cuatro allanamientos en su casa y no encontró nada, dijo que lo detuvieron y le secuestraron tres armas: «Y justo ahí, al día siguiente, encontraron (enterrados) supuestamente los cuerpos.
«Quiere decir eso (que la policía y la fiscalía) plantaron los cuerpos y no voy a creer que mi madre está muerta hasta no ver el cuerpo», terminó.
Pereg fue considerado responsable penalmente de haber asesinado a su madre, Pyrhia Saroussy, de 63 años, y a su tía Lily Lea Pereg, de 54, y de enterrar ambos cuerpos el día que habían llegado al país para visitarlo.