Evitar hacer desembolsos por al menos tres años y apostar a la asistencia de otros organismos multilaterales, forman parte de las propuestas en estudio por parte de la Argentina para tratar de arribar a un acuerdo con el FMI.
Por José Calero.
Los ejes trascendieron de círculos ligados al kirchnerismo, aunque desde la órbita del ministro de Economía, Martín Guzmán, evitaron brindar precisión alguna.
«No tenemos nada que decir, más que esperar que se presente el plan plurianual, lo cual se haría en las primeras semanas de diciembre», dijo una fuente con llegada al Palacio de Hacienda cuando fue consultada por la agencia NA.
Pero en el mercado prestaron mucha atención a una nota publicada en el portal «El cohete a la Luna», del periodista Horacio Verbitsky.
Allí se difundieron detalles del supuesto acuerdo que estaría buscando cerrar el Gobierno con el Fondo antes de fin de año.
Entre otros temas, indica que el proyecto plurianual será enviado al Congreso el 10 de diciembre próximo, cuando se cumplirán dos años del gobierno de Alberto Fernández.
Y se señala que la iniciativa sería tratada en conjunto con el Presupuesto 2022, y también incluiría el paquete de leyes económicas con beneficios fiscales para impulsar las exportaciones y la inversión privada (hidrocarburos, desarrollo agro-industrial, electromovilidad e industria automotriz).
El plan mencionado por esas fuentes cercanas al kirchnerismo dice que el Gobierno entiende que el acuerdo podría firmarse antes de fin de año, y que no habrá pagos al FMI antes de 2024.
Además, señala que la Argentina pretende que el FMI devuelva al país lo que se pagó -y también lo que se prevé abonar en diciembre- usando los USD 4.300 millones de la última ampliación de los derechos especiales de giro (DEG) para paliar las consecuencias de la pandemia, tal como se dispuso al anunciarse en Washington su emisión.
También sostiene que no será condición para acordar con el FMI que haya una reforma previsional ni laboral, un punto que en cambio sí están impulsando algunas cámaras empresariales.
Y señala que la reducción del déficit primario no será por vía de un ajuste, sino por el crecimiento de la economía, del consumo y de la recaudación.
Asegura, además, que para cumplir con los pagos que recién comenzarán dentro de tres años, el país contaría con asistencia crediticia por USD 26.000 millones de parte del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina.
Y afirma que también está abierta una negociación con los Emiratos Árabes Unidos para un swap de monedas como el que la Argentina tiene con China.
A este intercambio vinculado al comercio exterior se sumaría Turquía.
La propuesta apuesta, además, a que el país reciba fondos de un fideicomiso de «resiliencia» que decidió crear el FMI.
Entre otros recursos para ayudar a la Argentina, la propuesta que trascendió desde el kirchnerismo señala que «más recursos provendrían de la relación bilateral con otros países que no necesitan los DEG asignados por el FMI, como México, Portugal, España, Francia y la Federación Rusa.
También prevé que cualquier mejora futura de condiciones que acordara el FMI a otro país miembro se extendería a la Argentina.
La gran duda es si esta estrategia contará con el respaldo de países como los Estados Unidos, clave en las decisiones del Fondo, y Japón, entre otras naciones, advirtieron economistas.