En medio de una dura negociación, que tiene como antecedente el plan fallido del 2018, el éxito del acuerdo entre la Argentina y el FMI dependerá de que se logren sellar cuestiones centrales para garantizar que esta vez sí será un programa «a prueba de fallas».
Por José Calero.
«Todo los acuerdos de la Argentina con el FMI hasta ahora fallaron. Tal vez el último fue el más estrepitoso, pero en el Fondo Monetario quieren firmar un plan sólido», explicó a la agencia NA un economista que fatigó los pasillos del Palacio de Hacienda en los ´90.
Por eso, se espera que una de las claves a negociar será cómo hará la Argentina para alcanzar el crecimiento necesario para obtener la recaudación suficiente para pagar.
Uno de los focos del FMI está puesto sobre la brecha cambiaria, que se mantiene por encima del 100%.
Además, preocupa que el BCRA haya tenido que salir a hacer fuertes ventas de divisas la semana pasada, por unos USD 450 millones.
El otro motivo de seguimiento está vinculado con la necesidad de revertir el cuadro de deterioro de las reservas.
Los técnicos del Fondo viene prestando especial atención a las evaluaciones de diversas consultoras que alertan sobre reservas netas negativas en la Argentina.
Los cálculos que realizan los especialistas indican que medido hasta marzo del año próximo, la diferencia entre reservas netas y pagos prevista, arroja un total negativo de unos USD 2.000 millones.
En el mercado advierten, además, que el escenario se complicará aún más si para el 31 de marzo la Argentina se viese demandada a pagar un vencimiento de USD 2.000