La situación energética, las dificultades para el acceso a divisas, el fracaso en la guerra contra la inflación y el contexto internacional predicen un preocupante escenario para la producción local en 2022 luego de un año anterior que mostró recuperación en variables industriales, en el que sólo un 46% de las empresas espera que mejore su situación y una de cada cuatro espera una coyuntura económica más favorable.
La segunda encuesta realizada en 2022 por la Unión Industrial Argentina (UIA) muestra que el segundo semestre de 2022 exhibe frentes de incertidumbre que, en esta oportunidad no están condicionados nada más que por el impacto del Covid-19.
En 2020 y 2021 la pandemia incidió en elevados niveles de ausentismo y tuvo impacto en la producción.
Ahora las mayores preocupaciones mostradas por los industriales argentinos pasan por la falta de confianza en la declarada «guerra» contra la inflación; el incremento de los costos de los insumos provenientes del exterior; los cepos al uso de divisas extranjeras y la escasez de combustibles y de energía para «pasar el invierno».
El informe elaborado por el Centro de Estudios de la organización empresarial que preside Daniel Funes de Rioja revela que luego de cinco meses de iniciado el 2022 quedó atrás el impacto de la situación sanitaria y de una menor actividad por las vacaciones y paradas de planta, que fueron dos de los factores que más influyeron en el ánimo de los empresarios a principios de enero pasado.
En este marco, el estudio revela que la mayoría de los 300 industriales que participaron de la encuesta de la UIA están atentos al devenir del contexto internacional derivado de la invasión rusa a Ucrania y al escenario macroeconómico local de inestabilidad.
El relevamiento también da cuenta que, en el caso doméstico, las mayores dudas se concentran en materia de costos, insumos y logística que se vieron agravadas por el conflicto bélico que impactó en mayores precios internacionales, aceleración de las subas de tasas de interés y dificultades para el abastecimiento de energía.
Es cierto que las expectativas para el futuro permanecen positivas en torno al 50% como también lo son los datos que marcan una caída en el porcentaje de empresas que espera que su propia situación mejore (46%), y en el de aquellas que anticipaban un crecimiento de la actividad (42%).
«Ambos índices marcan los niveles más bajos de la serie», destaca la encuesta elaborada por la UIA entre empresas de todos los sectores y tamaños.
Los números contrastan con los del primer relevamiento del 2022 de la UIA, cuando las expectativas se habían mantenido en general estables.
En enero pasado, un 51% de las empresas había indicado que esperaba que su situación económica se encontrara mejor en el próximo año. En tanto, un 46% ansiaba que su sector de actividad se encuentre mejor.
En cambio, hubo mayor preocupación en lo relacionado a la situación del país ya que sólo un 25% de las empresas esperaba que mejorara.
En la encuesta difundida este jueves 2 de junio, la brecha sobre la mejora de la situación del país subió al 26% de las empresas que espera datos positivos para el 2023.
En cuanto a la comparación de los resultados de este relevamiento con el anterior dado a conocer en enero pasado, hubo incrementos en los indicadores de producción, ventas al mercado local y empleo.
En el primer indicador, el porcentaje de empresas con incremento en
la producción se amplió a 32,8% del 21,5% registrado durante enero. Sin embargo, respecto al último trimestre del 2021 se evidencia un
amesetamiento, ya que ese año el porcentaje de empresas con mejoras de la producción superaba el 40%.
Con respecto a las ventas al mercado interno, el 31,3% de las empresas indicó que aumentaron en relación al trimestre anterior.
En lo que hace a las exportaciones, los datos son menos optimistas ya que un 17,8% de los consultados indicó menores ventas al exterior mientras que sólo un 15,5% logró incrementarlas, dando como resultado un índice de difusión negativo.
Según la consulta del CEU, varios factores se conjugaron para complicar las ventas al exterior, como el de la logística por la fuerte suba del costo de los fletes y la escasez de contenedores, que afectó a más del 80% de las empresas.
De hecho, los problemas locales en materia de costos, insumos y logística también forman parte de la agenda de preocupaciones de los empresarios con relación a los datos de la encuesta de enero pasado.
En ese contexto, nueve de cada 10 empresas se vieron afectadas por la
suba del costo del transporte y siete de cada 10 por los de la energía a partir de la profundización del conflicto entre Rusia y Ucrania.
La dificultad para el abastecimiento de insumos estuvo presente en el 58% de las empresas, al tiempo que otro 45% tiene inconvenientes para pagar las importaciones.
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Demanda laboral
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En cuanto a la demanda de habilidades y formación profesional, más del 80% de las empresas manifestó tener búsquedas activas o por abrirse a la brevedad, principalmente en las áreas de producción.
Por eso, la mayoría calificó como «prioritario» poder alinear más el esquema de formación profesional con las necesidades del mundo productivo, con el objetivo de lograr una mejor empleabilidad e inserción laboral de cara al futuro.
En este caso, el relevamiento también evidencia diferencias con los datos de enero pasado cuando se observó una fuerte suba del ausentismo, que fue del 11,1%, aunque los avances en las campañas de vacunación contuvieron el impacto sanitario.
En dicho período, el empleo continuó con la recuperación, pese a la situación sanitaria y el porcentaje de empresas con incremento de la dotación de personal alcanzó el 23% superando los valores del mismo período del año anterior (17,3%), aunque por debajo de octubre del 2021 (26,5%).
En tanto, la cantidad de empresas con reducción en su dotación de personal disminuyó, pasando de 13,9% a 10,3 por ciento.
Cinco meses después, tres de cada 10 empresas indicaron tener menos personal del necesario, escasez aún mayor entre las pymes donde casi cuatro de cada 10 encuestadas indicaron tener menor personal mientras que en las grandes el ratio fue de dos por cada 10 empresas.
A estos datos preocupantes se suman las dificultades admitidas por las empresas para cubrir vacantes, respuesta que fue admitida por el 26% de los encuestados por la UIA.
La problemática fue más recurrente en las medianas industrias, donde el 30% registró problemas en la composición versus 6% en las grandes y 25% en las micro y pequeñas.
A su vez, se revelaron dificultades para encontrar potenciales candidatos, originadas principalmente por escasez de postulaciones, déficit de competencias técnicas específicas, falta de experiencia e insuficiencias en materia de habilidades blandas.