Luego del ataque contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, el Gobierno no realizará cambios en el esquema de seguridad del presidente Alberto Fernández ni de sus ministros, pero buscará «mejorar el cumplimiento de los protocolos que ya existen».
Así lo anticiparon a NA fuentes oficiales, tras reconocer que el intento de asesinato de la ex mandataria «encendió las luces de advertencia», por lo que se buscará «aprovechar la experiencia» de lo sucedido para «mejorar el cumplimiento de los protocolos existen».
«El problema es que la seguridad no era una prioridad para muchos funcionarios. Nunca pasa nada hasta que pasa», subrayaron a Noticias Argentinas desde la Casa Rosada, además de indicar que se le pidió a los ministros que «retomen los protocolos de seguridad existentes».
Sin ahondar en los nombres propios, afirmaron que algunos de los más altos funcionarios se mostraban reticentes a contar con personal de seguridad de manera permanente y se manejaban solamente con un chofer que cumplía también con el rol de custodia.
En ese punto, explicaron que es «prácticamente imposible» llevar adelante las dos funciones en simultáneo, por lo que a raíz del ataque que sufrió la vicepresidenta se les pidió que aceptaran volver a manejarse con la totalidad de la custodia asignada por la Policía Federal.
No obstante, desde los despachos de varios ministerios nacionales aseguraron a esta agencia que los funcionarios siempre son acompañados por la custodia oficial que marca el protocolo, al argumentar que no se trata de «una cuestión de querer o no querer» sino de que hay personal asignado a cada integrante del Gabinete.
Además de destacar la importancia de que Alberto Fernández se desplace en un auto blindado, tal como lo hace cotidianamente, las fuentes consultadas hicieron hincapié en la necesidad de que el Presidente se maneje en base a los esquemas de seguridad establecidos y no se arriesgue más de la cuenta.
En ese punto, ejemplificaron que el jefe de Estado suele romper los protocolos a la hora de participar de una actividad en territorio, ya que «no quiere perder la cercanía con la gente y eso lo lleva a exponerse en situaciones que se deberían manejar con mucho más recaudo».
Con cierto aire de escepticismo, consideraron que el episodio que atravesó Cristina Kirchner en la noche del pasado jueves podría ayudar a que el Presidente tome «real dimensión» de la situación actual y así tener mayor precaución en sus apariciones públicas.