El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, destacó que se trabaja en el ordenamiento macroeconómico en la Argentina y dijo que en lugar de hablar de un «plan llegar», sería mucho más justo definir a las políticas de Sergio Massa como un «plan avanzar».
Sostuvo que la actual gestión le dejará al próximo Gobierno una situación «mucho mejor que la que se vivía en el último mes de julio, cuando los riesgos de hiperinflación acechaban, el BCRA se había quedado sin reservas y la situación fiscal se había desbordado».
En una columna publicada por la revista Newsweek, Rubinstein consideró que «los argentinos tenemos muchos debates importantes que producir y saldar, para que nuestra economía pueda algún día crecer de manera vigorosa, sostenida, y de manera inclusiva, es decir con todos adentro del sistema».
Dijo que esos debates se pueden dar «en medio del desorden macroeconómico o en medio del orden macroeconómico», y se inclinó por lograr el segundo escenario.
«Cuando hay orden económico, las discusiones profundas y las efectividades conducentes deberían poder prosperar mucho mejor», señaló.
Puntualizó que el orden macroeconómico se basa en alcanzar un «robusto superávit fiscal primario y un mercado unificado de cambios, sin cepos ni brechas cambiarias».
«La unificación cambiaria nos garantizaría partir de un dólar alto. Luego, menos gasto público implicaría consumir menos e importar menos», indicó.
Dijo que «con superávit fiscal primario y mercados únicos, estaríamos garantizando permanente acumulación de divisas en el BCRA». .
«Cuando ya no convenga importar cualquier cosa con tal de aprovechar la brecha cambiaria, cuando el exportador sienta que lo que vende vale lo que tiene que valer, el deporte de intentar sacarle dólares al BCRA se acabaría», auguró.
El economista se pronunció por «volver a la macro ordenada de hace 20 años» y ponderó que «durante gobiernos peronistas (primero Duhalde, luego Néstor Kirchner) lo logramos».
«Logramos por entonces 3% de superávit fiscal primario, 2% de superávit de cuenta corriente, 5% anual de inflación (sin controles ni acuerdos de precios), 6% anual de tasa Lebac (hoy Leliq), un dólar único y libre (y muy estable). Juntamos US$ 40.000 millones de reservas netas en el BCRA. La economía crecía, el desempleo bajaba», describió.
Si bien admitió que la Argentina aún está «lejos del equilibrio fiscal primario, y muy lejos del objetivo de 2% de superávit», reivindicó el ajuste que aplicó el gobierno para evitar llegar al 4% de déficit fiscal.
Señaló que en el contexto actual se continuará con los controles en el tipo de cambio y reconoció que «no es negocio» comprar dólares a 200 para vender a $150 con el «dólar soja», pero aclaró que el objetivo de acumulación de reservas se cumplió.
«Es el precio a pagar por no poder, aún, ir hacia un esquema cambiario más sólido», explicó.
Sobre los controles a las importaciones, dijo que el objetivo «es muy claro: dada la demanda infinita de dólares se busca racionarla extremando esfuerzos para que cada productor tenga los insumos que necesite para su tarea diaria, restringiendo aquellos consumos que no son necesarios para producir bienes finales».
Adelantó que se continuará en esta línea hasta que la acumulación de reservas en el Banco Central «permita lo antes posible desactivar los mecanismos de control, y vayamos hacia la normalidad cambiaria».