El sistema de boletas sábanas de papel es cuestionado en cada turno electoral y se reclama su modificación, pero subsiste (y subsistirá), pese al reiterado planteo de la Cámara Nacional Electoral y las decenas de proyectos de ley presentados en el Congreso para avanzar en la boleta única.
El Gobierno del Frente de Todos no será la excepción y hoy señaló que «no es momento para discutir una reforma».
Uno de los códigos establecidos en la política es que durante el año electoral no se puede avanzar en modificaciones del sistema vigente.
Sin embargo, parece ser que el tiempo de debatir el antiguo sistema argentino no llega nunca.
Desde 2007, la Cámara Nacional Electoral viene planteando la necesidad de avanzar en la introducción de la boleta única de papel para simplificar el proceso electoral, así como también evitar picardías típicas de cada uno de los comicios como es el robo de boletas.
«Ha llegado el momento de mencionar y reflexionar sobre otro de los sistemas de votación, el de boleta única suministrada por el tribunal electoral, que se utiliza en nuestro país para los electores privados de libertad y para los argentinos residentes en el exterior», había señalado la CNE en aquel año.
Y había agregado: «Las complejidades del actual sistema de boletas se trasladan, naturalmente, a las tareas de las autoridades de mesa y a la fiscalización encomendada por ley a las agrupaciones políticas. Basta mencionar, a modo de ejemplo, la dedicación que requiere la correcta confección de las actas de escrutinio y demás documentación de la mesa».
Pese a que el reclamo para que se debata la posibilidad de introducir la boleta única es una de las banderas que levanta y suele reiterar año a año, el máximo tribunal electoral advirtió en una acordada que «lamentablemente, los poderes políticos no han atendido estos requerimientos».
Para avanzar en esa modificación se requiere un amplio consenso entre los partidos que se vea plasmado en el Congreso, para cambiar el texto del Código Electoral Nacional: las leyes que modifican el régimen de votación necesitan 129 votos en la Cámara de Diputados y 37 en el Senado.
En los últimos 10 años se presentaron 89 proyectos para establecer la boleta única: todas descansan plácidamente en los cajones de Diputados y Senado.
El día antes de finalizar su mandato, Mauricio Macri envió al Congreso una iniciativa en ese sentido: desde ese día y hasta la fecha, ingresaron otras 19 iniciativas legislativas similares: sólo en abril pasado se presentaron cuatro proyectos.
Ante la consulta de NA sobre si el Gobierno tenía previsto abrir el debate, la titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE), Diana Quiodo, subrayó: «No es momento para discutir una reforma en medio de un proceso electoral».
«Una de las cosas que se han trabajado y la única que se ha modificado fue el calendario electoral, en un acto de madurez de todo el arco político, donde hubo un acuerdo de modificar la fecha por única vez por la situación de la pandemia histórica que estamos viviendo», añadió.
Uno de las explicaciones que tiene el hecho de que jamás se haya dado un debate abierto y profundo sobre la boleta única es el rechazo de la mayoría de los gobernadores e intendentes, principalmente del PJ: se niegan a perder la «tracción» de la boleta sábana.
Al ver quiénes son los firmantes de los proyectos de ley queda claro la negativa del peronismo al cambio y, en contraposición, se remarca el intento del radicalismo, la Coalición Cívica-ARI y el PRO para poner sobre la mesa el tema.
En algunas provincias se llevan adelante elecciones locales con sistema de boleta única: en algunos casos es la Boleta Única Electrónica (BUE), como en Salta; y en otros es de papel, como en Santa Fe.
El arcaico sistema de boleta sábana, seguirá siendo cuestionado, pero mantendrá su vigencia hasta que haya un consenso amplio sobre el tema.