Eduardo Belliboni, dirigente del Polo Obrero, y uno de los referentes con más voz de Unidad Piquetera, repite hasta el hartazgo que en la actualidad «salen los que no estaban en las calles» y que «la situación en los barrios no se aguanta más».
Belliboni es de lo más radicalizados y, hasta el momento, era uno de los pocos críticos y convocantes a manifestarse contra el Gobierno y por la ruptura con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en consonancia con el resto de la Izquierda, pero, lejos del sectarismo, hoy brega por sumar a todos los sectores a los reclamos.
Del otro lado se ubicaban las direcciones de los movimientos oficialistas, cuando todavía podían contener el malestar de las bases y evitar cualquier atisbo de crítica al Frente de Todos del cual integran, pero, en los últimos días, el escenario nacional con impacto del internacional, el movimiento de los mercados y el recrudecimiento de la interna de Gobierno, cambió y la tensión en los barrios aumentó de forma significativa.
«Estuve en la Plaza de Mayo en la marcha que organizó la Izquierda porque creo que es un momento complicado de la economía Argentina y los reclamos son legítimos. Puedo compartir o no todas las consignas, pero hay necesidades y eso hay que reconocerlo», expresó Fernando «Chino» Navarro, dirigente del Movimiento Evita, y funcionario del entorno de Alberto Fernández, la tarde en la que el INDEC reveló el dato de inflación del mes de junio.
Junto a Navarro estuvieron en la Plaza de Mayo, Juan Grabois (UTEP) y Juan Carlos Alderete (CCC), en representación de las organizaciones que, al momento, evitaban levantar la voz en un contexto que pintaba complejo.
Tras la movilización convocada por Unidad Piquetera, hubo una nueva reunión entre esta organización y la UTEP – UP, el viernes pasado para coordinar una acción conjunta ante la catastrófica situación económica actual.
La acción de lucha todavía no tiene forma, pero bastará un nuevo encuentro programado para el miércoles próximo para que lo adquiera.
Las organizaciones de los distintos espacios, con diferencias que parecían irreconciliables, estarían más cerca que nunca ante una coyuntura en la que la inflación cortó su camino de la descaceleración y el dólar blue trepa todos los días.
«En lo urgente hay que atender a los comedores, hay que buscar soluciones para la gente que la está pasando mal y, paralelamente, hay otra situación inédita, ya que hay sectores de la economía que están creciendo mucho. Pero tampoco se puede ignorar la magnitud de la crisis», caracterizó Navarro, a través de sus redes sociales señalando lo innegable: una crisis política y económica colosal.
Por su parte, Grabois, uno de los soldados de la vicepresidenta Cristina Kirchner que ensaya una especie de tregua con el mandatario, se mostró en reiteradas ocasiones como uno de los dirigentes del Frente de Todos más críticos. El Salario Básico Universal encabeza su pliego de demandas así como también el aumento de retenciones al agro para solventarlo.
«La desilusión es muy grande», aseguró el dirigente de la UTEP sobre la gestión de Alberto Fernández y dejó abierta la posibilidad de abandonar la coalición oficialista.
«Si esto sigue así, salvo que se conforme un núcleo dentro de la coalición que plantee fuertemente que esta política fue equivocada desde el principio y que el motivo de sostener la unidad es evitar una vuelta de los sectores más duros del neoliberalismo, pero plantando una alternativa política a Alberto Fernández, dentro del marco de la Coalición, yo mucho que hacer no tengo», enfatizó.
En la misma línea se expresó Alderete al asegurar que se vive una situación social que «puede derivar en inestabilidad política».
En diálogo con NA, el líder de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) reclamó al Gobierno que ejecute «un plan económico de emergencia» porque «la gente la está pasando muy mal».
El miércoles previo a la movilización, el Presidente recibió a gran parte de los dirigentes sociales que, no solo participaron de la convocatoria de Unidad Piquetera sino que llamaron a un feriazo en las puertas del Congreso el mismo día de la marcha.
Entre los presentes en el despacho de Alberto Fernández estuvieron, Esteban «Gringo» Castro, Alejandro Garfagnini, Norma Morales, Ángel Borello, Cristian Romo, Beatriz Fleischman, María Mireyra Esteves, Alejandro Abregú, Laura Pugliese, Luciano Álvarez y Alderete.
La reunión parece haberse dado en muy buenos términos y tiene el sello de uno de los funcionarios del entorno del mandatario que, según Grabois, presionó a un sector de las organizaciones a participar. A pesar de la cordialidad y el recibimiento, el jefe de Estado no logró evitar que los mismos referentes sociales que se sentaron en su mesa respalden la acción de la izquierda y estén dispuesto a «coordinar una acción de lucha» conjunta.
En la misma tónica se encuentran la CTA y la CGT, aunque con mayor margen de maniobra para la contención de los desbordes desde abajo dado que acordaron llamar a una movilización para el mes próximo, al tiempo que aclararon que no se trata de una acción directa contra el Gobierno sino, más bien, contra la inflación.
En la Argentina de hoy, en un mes puede pasar cualquier cosa.
¿Logrará el mandatario ordenar la macro y reabsorber sin daños la bronca generalizada? Una vez más, será cuestión de tiempo.