Los fiscales Carlos Stornelli y Alejandra Mangano, esta última de la unidad fiscal anti trata de personas, pidieron sean rechazados los pedidos de excarcelación de los 19 detenidos acusados de integrar una secta que operaba en el barrio porteño de Villa Crespo.
Los pedidos de libertad fueron presentados por la defensa de los 19 implicados, entre ellos, su supuesto líder, Juan Percowicz.
En las últimas horas, los 19 detenidos se negaron a declarar ante el juez federal Ariel Lijo por consejo de su abogado.
La estrategia de la defensa va a ser plantear que el caso ya fue investigado años atrás y todos fueron sobreseídos, por lo que no se los puede investigar dos veces por los mismos hechos.
Según la investigación que dirige la Justicia con la Policía Federal, la secta prometía, entre otras cosas, terminar con «los males del SIDA y las drogas», una suerte de ejercicio ilegal de la medicina.
La acusación más grave tiene que ver con el delito de trata pues captaban a personas a quienes las obligaban a tener relaciones sexuales, tal cual surge del expediente.
La organización tenía base bajo el nombre BA GROUP y sedes en los Estados Unidos.
En la actualidad se estima que la cantidad de «alumnos de la familia BAYF» que posee esta estructura delictiva ascendería aproximadamente a 170 personas en la Argentina y otros tantos en los Estados Unidos, quienes aportan a dicha organización una cuota mensual en divisas extranjeras, que denominan «ceremonial».
También cuenta con otros 1.500 «alumnos captados» por BA GROUP, a los que le cobran por capacitaciones «evolutivas», clases de lectura y distintas jornadas dirigidas a organismos estatales, provinciales o municipales, consejos profesionales, organizaciones con o sin fines de lucro, emprendedores y o público en general.
Tras casi un año de tareas investigativas los detectives pudieron determinar que la organización utilizaba a sus adeptos para el ofrecimiento de relaciones sexuales a «personas de poder» (que eran captados en bares y lobbys de hoteles) y además se dedicarían a realizar «curas de sueño» a personas captadas en el extranjero en una clínica denominada «CMI ABASTO», ingresando de esta manera dólares y euros al circuito legal mediante inmobiliarias y escribanías, que tiene la organización en el país.